XVII Conversación Clínica del ICF-E. "Presencia del analista en la cura"

Una pregunta a...

María José Freiria

Psicoanalista. Miembro de la ELP y de la AMP.

Pregunta de Ruth Pinkasz

J. Lacan en el Seminario XXIII, en el capítulo " De lo inconsciente a lo real", introduce la idea que el inconsciente siempre conlleva una referencia al cuerpo y es por ello que se puede distinguir la función de real. En relación a ello añadirá luego, que el psicoanalista solo puede concebirse como un sinthome. Es decir, no se trata del psicoanálisis en sí lo que daría cuenta del sInthome, sino del psicoanalista en su práctica. ¿ Cómo entender esta idea, bajo la forma de la presencia del analista en la cura? ¿ Cómo entender la presencia del analista en la cura bajo la forma de sinthome?

A partir de su lectura de James Joyce, Lacan llega a afirmar de un modo radical que el psicoanálisis trata sobre la encarnación de lo singular en cada individuo.

Lacan neutraliza la idea de síntoma como algo pegado al desciframiento del inconsciente y recurre a una palabra nueva, sinthome, lo suficientemente desconcertante como para incitar a la elucubración. Se trata de hacer captar algo que va más allá del inconsciente, al individuo como un Uno absoluto, extraño, separado del Otro y parasitado por el goce del cuerpo, hacer percibir “un a cada cual su sinthome”. Lo que Joyce transmite, lo que sorprende y fascina de él, al decir de Lacan, es precisamente esto, que en su escritura, su juego con el lenguaje, es un  asunto de goce, no de inconsciente.

Esta nueva configuración conceptual obliga a repensar la práctica analítica en su totalidad. La perspectiva de la presencia del analista bajo la forma de sinthome deja atrás el interés por las historias de familia y por cualquier generalización. Va a contrapelo de la inercia transferencial que lleva a que el analista se haga  demasiado familiar a sus analizantes, demasiado reconocible por simpatía o antipatía. Lacan llegará a afirmar que la transferencia es sugestión.

El analista, orientado en este ultimísimo Lacan, mira hacia el sinthome del Uno y no duda en despegarse, cada vez, de su propia inercia a no escuchar otra cosa que el discurso del Otro.

En sus manos la interpretación ha de cambiar de estatuto necesariamente porque sabe que “lo que dice el analizante en la experiencia analítica no es intencional”. No se trata de la verdad de una intención inconsciente sino del modo de gozar y sus avatares.

Si todo sentido es una opacidad, el analista tendrá que buscar otro efecto que no sea el de hacer andar al analizante de sentido en sentido.

A ese modo de práctica sólo accede alcanzando su propio ser de sinthome y poniéndolo a una distancia tal que le permita hacer uso de él. Es así como deviene analista.

Como efecto de esa presencia activa de un analista operando bajo la forma de sinthome, el decir del analizante irá asentándose como un decir sobre “un sentido blanco”, aquel que Lacan expresó en su proposición: “no hay relación sexual”

Bibliografía de referencia:

  1. Lacan, J. Seminario 23. El sinthome. Buenos Aires, Paidós, 2006.
  2. Lacan, J. “Joyce el Síntoma”, Otros Escritos. Buenos Aires, Paidós, 2012.
  3. Lacan, J., Seminario 19. … o peor. Buenos Aires, Paidós, 2012.
  4. Miller, J.-A., El ultimísimo Lacan. Buenos Aires, Paidós, 2013.