XVII Conversación Clínica del ICF-E. "Presencia del analista en la cura"

Una pregunta a...

Emilio Faire

Psicoanalista, miembro de la ELP y de la AMP. Psicólogo clínico en un Centro de Salud Mentad de Adultos.

Pregunta de Adrián Buzzaqui

En los los casos de instituciones orientadas por el psicoanálisis (por ejemplo, Le Courtil, CPCT, etc), prácticas entre varios, dispositivos de Salud Mental, todos ellos lugares donde están –o pueden estar- analistas. ¿cómo articular la presencia del analista en una institución? ¿Cómo se presentan, cómo hacen presencia allí? ¿Cómo se juega la posibilidad y la imposibilidad allí? ¿Cómo se articula transferencia e inconsciente (Freud / Lacan) en ese lugar (institucional)? Si la transferencia es del sujeto hacia la institución, ¿cómo se articula ahí la presencia del analista?

Esas instituciones que apuntas son muy diversas y no todas están orientadas por el psicoanálisis pero, sí, es posible que en todas ellas haya trabajadores esforzados, y digo esforzados porque, muchas veces, no es nada fácil hacer presente el psicoanálisis en algunas.

Permíteme que intente responder dando un rodeo.

Hoy mismo, en el Centro de Salud Mental en el que trabajo ha habido una presentación de enfermos. Este espacio (fruto de una colaboración con la Sección Clínica de Barcelona) es, en sí mismo, una manera –y muy buena- de introducir en el todo de una institución, algo que la descompleta.

Pues bien, como lugar de formación que es, hoy el enfermo que se presentaba, nos ha permitido apreciar la importancia de la práctica entre varios. Varios profesionales del centro intervienen en su tratamiento. Una práctica así permite constatar, que la versión del Otro que aqueja a la paciente puede perder parte de su consistencia, siendo aquél, por tanto, menos intrusivo, menos feroz, menos peligroso. El disponer de distintos lugares donde depositar su palabra, le ha permitido salir de un silencio ominoso; ha ganado humanidad y algo de un brillo ha vivificado su mortecina existencia. Esto es válido para éste sujeto, no se puede generalizar.

Entonces, la presencia del analista puede favorecer que haya un cierto viraje de la transferencia. Es el paso de la consulta por un malestar dirigida a un lugar anónimo como es la institución (con sus normas y protocolos de actuación que delimitan una determinada clínica) a, quizá, la encarnación de esa transferencia que dará lugar a un tratamiento posible en el marco institucional.

Señalar que no siempre se está en la institución como psicoanalista sino como profesional del equipo multidisciplinar. Entonces, corre a cargo de cada uno de los practicantes de la orientación lacaniana, hacer lo posible para sostener una práctica que no está dentro de las normas habituales. Eso se sostiene, creo, a través de la presentación de los casos en tratamiento en el seno del equipo y, lo que me parece muy importante, con un esfuerzo en decir lo que se hace de un modo que genere interés, agujereando la clínica de las clasificaciones: haciendo hincapié en aquello de singular que hay en cada caso. Justo eso imposible de hacerlo pasar por la norma.