XVII Conversación Clínica del ICF-E. "Presencia del analista en la cura"

Una pregunta a...

María Elena Tarapow Martínez

Psicoanalista.

Pregunta de Lorena Oberlin Rippstein

En "Sutilezas analíticas", J-A Miller, se pregunta "¿Que es un analista en la clínica del Sinthome?" Responde: "Es un sujeto que ha percibido su modo de gozar como absolutamente singular…que ha captado su goce como fuera de sentido". Y agrega: Es un analista que "representará el acontecimiento corporal, el semblante del traumatismo. Y tendrá que sacrificar mucho para merecer ser- o ser tomado por- un trozo de real". (pág.95 y siguientes) ¿Podría hacer referencia a algún testimonio de pase que enseñe justamente ese punto: como la presencia del analista en la cura, devino para el analizante, un trozo de real?

En el Seminario 23 , capítulo VIII, Lacan dice: "…sólo podemos alcanzar fragmentos de lo real. Lo real, ese del que se trata en lo que se llama mi pensamiento, es siempre un fragmento, un cogollo. Ciertamente, es un cogollo en torno del cual el pensamiento teje historias, pero el estigma de este real como tal es no enlazarse con nada."

En el Seminario "Sutilezas analíticas " Bernard de Seynhaeve  ofrece su testimonio. Allí da cuenta de los tres tiempos lógicos (instante de ver, momento de comprender, tiempo de concluir), por el que transcurrió su análisis: un tiempo de ver (emergencia de la red significante), un tiempo transferencial (atravesar el desierto) y un tiempo de concluir, (han caído las identificaciones,  se ha renunciado a seguir con el blablabla, ya no hay más semblantes a los cuales "agarrarse").Es preciso terminar.

Observo dos momentos singulares donde algo de lo real se presentifica. En la primera  interpretación "¡Ud. debería hablarme de esto!", referida a una marca en la cara del analizante mirándole a los ojos, el analizante percibe esa interpretación como una cachetada y lo sumerge en la angustia. En la segunda, efectuada muchos años después por otro analista, "Ud. ama demasiado sus fantasmas", referida a sus fantasmas adolescentes, también mirándole a los ojos,  le produjo un sismo subjetivo cuyo desenlace abre el camino hacia el final del análisis.

Tiempo después, sueña con un cráneo de materia gelatinosa y al despertar del sueño en el cual él era el soñante dice: Se terminó. Yo terminé.
En efecto, si no hay Otro del Otro,  y no tiene sentido hablar más, sólo queda para él un camino: solicitar el pase, habiendo relegado a su analista al lugar del desecho ( que en la versión de la R.A.E. es lo que queda después de haber escogido lo mejor y más útil de una cosa).

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