XVII Conversación Clínica del ICF-E. "Presencia del analista en la cura"
Carmen Alda
Psicoanlista
J. Lacan en el Seminario XI, nos enseña que "la transferencia es la puesta en acto de la realidad del inconsciente"; y en este sentido podría decirse que, la noción de la "presencia del analista" aparece incluida; íntimamente ligada a la noción de transferencia.
En diversos momentos Freud planteó la cuestión del trabajo analítico, de las sesiones, no en absentia, sino en efigie ( "Sobre la dinámica de la Transferencia" (1912), para buscar la eficacia de la interpretación. Este "en presencia" freudiano guarda alguna homología con la "presencia del analista" lacaniana? ¿Cuál sería, entonces su lugar?
Aproximaciones
Las metáforas a las que Freud recurre en el texto citado por Adrián Buzzaqui, están inspiradas en la estrategia de la guerra. Se apoya en ellas para transmitir las dificultades surgidas a la hora de manejar el primer momento lógico de pulsación temporal -apertura/cierre- del inconsciente transferencial, dicho en lengua lacaniana. Inventa escenarios de guerra donde ubica al médico luchando "contra" las resistencias del paciente, ante el riesgo de sucumbir y no desprenderse de sus pasiones, actualizadas en la figura del médico. La transferencia se torna en enemigo a vencer, al acercase a las puertas de acceso a la "región" de lo inconsciente, momento con efectos de verdad. Lacan introduce un tercero en la relación analista-paciente: Esta resistencia emana del proceso mismo del discurso, de su aproximación…" (Seminario I, p. 70)
El reverso de la transferencia –siguiendo a Freud-, es la curación. Claro que, de no entrar en las guerras dialécticas de las resistencias, lo reprimido no podría aflorar. Que el inconsciente se manifieste para actualizar, descifrar y elaborar sus puntos de fijación libidinal, es condición sine quanon en la curación de las neurosis.
Por eso, Freud rubrica su discurso en el artículo mencionado diciendo: pues a fin de cuentas nadie puede ser vencido in absentia o in effigie. (O.C. Tomo V, Biblioteca Nueva p. 1653)
Dicha rúbrica es esencial para el psicoanálisis, pero contradice la hoy tan extendida -aunque ancestral- creencia en la autocuración por la vía del saber desconectado de la verdad. Y en sus diversas presentaciones -escritas, virtuales, telefónicas, etc.- se elude sistemáticamente la presencia del cuerpo.
Aunque detrás haya "transferencias" con nombres de escritores, terapeutas virtuales, asesores tecnos, etc. no tienen el alcance de una experiencia analítica, ya que: "El saber extraído fuera de la relación transferencial no está ubicado en el lugar de la verdad, como ocurre en el discurso analítico, es decir, en conexión con el inconsciente". "Es un saber sin verdad verdadera". Si "No están allí con el cuerpo, no es la verdad verdadera" (J.-A Miller, Los usos del lapso, pags. 22 y 23, Paidós).
Viene al hilo la pregunta ¿Qué función realiza la presencia del analista en "carne y hueso" en la maniobra y la operación transferencial?
Concluyo con una precisión de Lacan: El analista está a título de su encarnación, no está en el lugar del saber inconsciente del paciente. (JAM, Los usos del lapso, pags. 22 y 23, Paidós)