XVII Conversación Clínica del ICF-E. "Presencia del analista en la cura"
Elena Navío Carrillo
Psicólogo Psicoanalista. Miembro del Seminario del Campo Freudiano en Murcia Socio de la Biblioteca de Orientación Lacaniana del Campo Freudiano en Murcia.
A través de Escritos 1 (capítulo "Variantes de la cura tipo") J.Lacan delinea, inclusive con sus preguntas y afirmaciones al final de cada subcapítulo, el recorrido de la cura tipo en un intento de definirla, en tanto así se le había propuesto en 1953 sobre un encargo de Henry Ey, acerca de los métodos terapéuticos en psiquiatría.
El artículo fue publicado dos años después, en 1955, por las críticas suscitadas ya que iba a "contrapelo de la intención de sus promotores".
El escrito transcurre sobre la condición "ad hominen"(aceptabilidad humana) del analista, su necesidad de estar psicoanalizado para reclutarse "en el común de los hombres", el silencio en el dispositivo para "abrirse a la cadena de las verdaderas palabras", finalizando en la necesidad de un saber de la ignorancia "docta ignorancia".
¿Cómo cree que se pondría en juego hoy en día un artículo como este, explicando la presencia del analista en nuestro contemporáneo de verdad científica?
Cuando hablamos de variantes de la cura tipo, Lacan considera que un psicoanálisis tipo no es la cura que se espera de un psicoanalista, invita a considerar en las variaciones , en el caso por caso, los fundamentos de la cura, pero no en la búsqueda de una normatividad para todos los casos.,. Siendo un escrito donde Lacan contextúa el psicoanálisis en su tiempo y en el tiempo que puede resultar el nuestro también, ya que el artículo no habría que actualizarlo, nos orienta hoy, situando la especificidad del psicoanálisis respecto a otras terapéuticas, en relación a un rigor ético, fuera del cual toda cura, incluso atiborrada de conocimientos psicoanalíticos, sólo sería psicoterapia. ¿En qué consiste el rigor ético que hace a la cura psicoanalítica diferente de la psicoterapia y de cualquier otra terapéutica?
Eric Laurent nos remite a los Principios Rectores del Acto Analítico. En el quinto principio: “No existe una cura estándar ni un protocolo general que regiría la cura psicoanalítica. El psicoanálisis, al contrario que el ajedrez, no puede presentarse bajo la forma algorítmica. Esto lo vemos en Freud mismo que transmitió el psicoanálisis con la ayuda de casos particulares: El Hombre de las ratas, Dora, el pequeño Hans, etc. A partir del Hombre de los lobos, el relato de la cura entró en crisis. Freud ya no podía sostener en la unidad de un relato la complejidad de los procesos en juego. Lejos de poder reducirse a un protocolo técnico, la experiencia del psicoanálisis sólo tiene una regularidad, la de la originalidad del escenario en el cual se manifiesta la singularidad subjetiva. Por lo tanto, el psicoanálisis no es una técnica, sino un discurso que anima a cada uno a producir su singularidad, su excepción”.
Lacan marca un giro para el psicoanálisis, que consiste en conservar los resultados freudianos, cambiando los parámetros de la experiencia La civilización está en una crisis entre la pasión igualitaria y la cuantificación. Y Lacan es un pensamiento de la crisis. La cuantificación no llega más a reglar este mundo. A pesar del avance de las ciencias, especialmente de la biología, hay algo del viviente que no se escribe.
La verdad científica es un escenario abierto al debate. La búsqueda de la verdad como verdad científica pretende auto legitimarse como objetiva, como conocedora de una verdad exterior que no depende de la subjetividad e individualidad humana, pero, por otra parte, niega todo lo que no es material, es decir, todo lo que no puede percibir el ser humano con sus sentidos. Por eso no quiere saber nada del inconsciente, porque no se puede controlar, no se puede consumir, no se obtiene de la experimentación, porque con él no se pueden establecer leyes generales, porque convierte a los individuos en sujetos de deseo. Y eso no es científico. Es ético.
Ante los desafíos que presenta nuestro contemporáneo de verdad científica Eric Laurent nos habla en su capítulo “el analista ciudadano” del libro “el Psicoanálisis y la salud Mental” explicando por qué el psicoanálisis es una práctica eficaz, y por qué puede seguir sosteniendo esta eficacia –que, al presentarse como el revés del lugar del sentido dentro de la civilización, tiene su importancia sobre el síntoma- especialmente en un siglo XXI en el cual lo que no tenga eficacia no va a tener lugar.