XVII Conversación Clínica del ICF-E. "Presencia del analista en la cura"
Patricia Tassara
Psicoanalista, miembro de la ELP y de la AMP.
Lacan en la "Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela" establece el procedimiento del Pase, por el cual el analista testimonia de su experiencia de fin de análisis. Planta que el verdadero "análisis original" "solo puede ser el segundo, por constituir la repetición que hace del primero un acto, pues ella la que introduce el après-coup propio del tiempo lógico, que se marca por el hecho de que el psicoanalizante pasó a psicoanalista". En el Seminario 11 "Los Cuatro Conceptos…" Lacan se pregunta "¿cómo puede un sujeto que ha atravesado el fantasma radical vivir la pulsión?", situando la respuesta en "el más allá del análisis"; pudiendo ser abordada dicha pregunta solo a nivel del analista "en la medida que se le exige, precisamente, haber recorrido en su totalidad el ciclo de la experiencia analítica".
¿De qué se trata en ese "más allá del análisis"?, ¿Qué hay de la presencia del analista una vez concluido el análisis?
Tomaré algunas cuestiones de lo que aquí se me pregunta. En el Seminario11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis,Lacan nos dice: "La propia presencia del analista es una manifestación del inconsciente" (p.131). Entiendo entonces que sin esa presencia en cuerpo presente, no sería posible desplegar la cadena significante inconsciente de la que el analista forma parte.
Para que un síntoma, en principio siempre autista en su goce, se convierta en un mensaje, es necesaria la presencia del analista. Es por ello que en La Proposición del 9 de octubre de 1967, refiriéndose al artículo de O. Manonni titulado "Análisis original", Lacan indica que en psicoanálisis, no hay autoanálisis, que incluso Freud necesitó de un Fliess.
Ahora bien, cuando un paciente acude a vernos sufre de algo, pero nosotros sabemos que en ese malestar, hay algo que se satisface. Se trata de un montaje pulsional que procura una satisfacción.
En este momento de la teoría del Seminario 11, Lacan plantea que el final de análisis es una rectificación a nivel de la satisfacción pulsional. Sin embargo, más adelante, elabora el concepto de real como lo imposible, como tropiezo u obstáculo al placer. En la última enseñanza, plantea el final de análisis del lado de lo incurable y un saber-hacer de otra manera con eso, cuestión que no es sin resto.
La demanda pulsional, que se satisface en silencio en la transferencia, busca siempre al Otro para complementarse. El testimonio de Oscar Ventura lo señala claramente. El sujeto no paraba de relatar en sesión que él no debía haber nacido en ésta sino en otra época, enumerando una lista de poetas, músicos y escritores suicidados, en un intento de atrapar al analista junto a él, en una suerte de fascinación por un goce de las desgracias humanas. El sujeto creía que estas historias podían conmover a su analista. Pero la interpretación del analista: "Qué vidas de mierda relata usted de toda esa gente", corta de un golpe el idilio con el goce y el espejismo con el analista, para dejar al sujeto en soledad con su goce.
La interpretación posibilita el comienzo de una pérdida de consistencia de esa presencia del analista. Éste, se va ausentando de la buena manera. Oscar lo relata así. "Un tiempo después entro a otra sesión, estoy un poco nervioso pues tenía que ir a controlar y se me hacía tarde para todo. Entro en la consulta y él se va, se prepara un café, habla con su secretaria, va y viene por ahí y yo en el diván bajo el pensamiento otra vez: éste me deja solo. Cuando entra se va directamente al ordenador, rompe papeles, hace ruido. Le digo que estoy apurado que tengo que ir a controlar y que no tengo tiempo para hablar y que no se me ocurre nada. (…) Fin de la sesión."(*) El desenlace de esto fue nada menos que un fallido. En vez de ir a la consulta del analista con el que controlaba, se dirige nada menos que hacia la consulta de Lacan. Ante el vacío producido por la interpretación que desbarata la defensa, el sujeto, en un acto fallido, va en busca del Otro del Otro. Pero al instante se da cuenta y le sobreviene la risa.
Vemos en esta secuencia, la importancia de la presencia en cuerpo del analista, paradójicamente para poder ausentarse de la buena manera al final, para permitir el despegue de la adherencia al objeto que el analizante resiste soltar. En cuanto a la interpretación, en su seminario La experiencia de lo real en la cura, Miller nos dice: "la interpretación como perturbación moviliza algo del cuerpo, exige ser investida por el analista y por el ejemplo que él aporte (…) el tono, la voz, el acento hasta el gesto y la mirada" (pag.136).
Vemos entonces que el cuerpo del analista, es decir su presencia encarnada, es un estar ahí, de manera discreta o a veces más activa, que en definitiva es un saberse in-vestir con el semblante en cada caso para luego, al final, consentir ser desechado, dejar de estar presente.Resto que como Lacan indicó en la Nota italiana, sólo se producirá en tanto el propio analista sepa consentir caer, "ser un desecho" él mismo. (Otros Escritos, pag.329).
(*) Testimonio presentado el 27 de enero de 2017 en la comunidad de Valencia de la ELP.