XVII Conversación Clínica del ICF-E. "Presencia del analista en la cura"

Una pregunta a...

Begoña Ansorena Ansa

Psicoanalista en Barcelona. Miembro de la ELP y AMP.

Pregunta de Ruth Pinkasz

En Sutilezas Analíticas, J.A. Miller plantea la posición del analista en relación a su propio inconsciente; en tanto que no "hace semblante", en el sentido que el deseo del analista opera ya no desde el semblante, sino "que está, para quien pueda valerse de él, que no es… un querer a falta de." ¿Es por tanto esto lo que constituye un vacío, que posibilita que algo del goce del analizante se aloje allí, bajo la presencia en cuerpo del analista?"

Para responder a la pregunta, me gustaría completar algo del texto que no aparece en la formulación hecha pero que quizá se deja entrever-que para mi, ha sido esclarecedor en relación al deseo del analista- y sí aparece en el texto que sustenta dicha pregunta.

Se trata de: el deseo del analista opera ya no desde el semblante, sino "que está, para quien pueda valerse de él, fundado en su ser; que no es… un querer a falta de."

La posición de Lacan siempre fue la de abordar el psicoanálisis interrogando sus medios e intenta responder a la pregunta sobre el ser, no con la metafísica, o a base de presupuestos filosóficos, sino con el dispositivo. Esto me ha permitido entender el punto de partida sobre el deseo del analista fundado en su ser.

En la dirección de la cura, Lacan precisa: Es sin duda en la relación con el ser donde el analista debe de tomar su nivel operativo.1La idea de Lacan es que el análisis es una acción que va al corazón del ser. Por tanto, el acto analítico depende y compete al deseo del analista que no es del orden del hacer pero si opera.

Efectivamente, en Sutilezas Analíticas, Miller señala el deseo del analista como aquel que no hace semblante, es decir, un deseo que no está sostenido en una falta de, lo que quiere decir que es un deseo que no es del orden del hacer. Consiste esencialmente en la suspensión de cualquier demanda de parte del analista,  de cualquier demanda de ser. No  se les pide a los analizantes ser inteligentes, no se les pide ni siquiera ser verídicos, ni  ser buenos, ni ser decentes; solo se les pide hablar de lo que se les pasa por la cabeza,  que entreguen lo más superficial de lo que viene a su conciencia. El deseo del analista no es hacerles el bien, no es curarlos -lo cual es una tentación que más bien compromete la experiencia analítica y hace obstáculo en la dirección de la cura-, sino justamente obtener lo más singular  de lo que constituye su ser.

Ahora bien, ¿de qué deseo se trata? ¿Cómo opera el deseo del analista para que constituya un vacíoque posibilite que algo del goce del analizante se aloje allí, bajo la presencia en cuerpo del analista? Lacan no deja de interrogarse a lo largo de su enseñanza sobre el deseo del analista.

En el "Discurso en la EFP", Lacan precisa: "El deseo del analista no tiene que ver con el deseo de ser analista, el deseo del analista -precisa Lacan- solo se sitúa por el acto"

El deseo del analista es una función totalmente estructural que implica un no hay en el lugar de esta función.2 Este no hay en el lugar de esta función es lo que constituye eldeseo fundado en su ser, un vacío que posibilita que algo del goce del analizante se aloje allí, con la  presencia en cuerpo del analista. Lacan, dirá que el analista debe mantener ese lugar vacío. Ahora bien, este no hay es más bien una función ya que en ese lugar no dejan de habitar los restos sintomáticos del analista es decir, su propio goce. Un goce que debe haber sido modificado por el análisis y no solo modificado, sino que el analista debe mantener una relación a modo de disciplina con el yo no quiero saber nada de eso para poder tomar una distancia respecto a su goce -"cada vez"-dentro del marco analítico.

Ya Freud, se interesaba por el inconsciente del analista, proponía que los analistas de manera periódica, realizaran un nuevo tramo de análisis.

Para dar cuenta de ello, tenemos el Pase en la escuela. También Miller, en el mismo texto de Sutilezas Analísticas propone que el analista sea capaz de testimoniar en el marco de su escuela- como se testimonia en el pase- sobre la relación que mantiene con su yo no quiero saber nada de eso.

  1. Lacan, Jacques. "La dirección de la cura y los principios de su poder" (1958), en Escritos 2. México, Siglo XXI Editores, 1984, p. 595.
  2. Brousse, M.H., "El deseo del analista" Freudiana nº68. Barcelona. 2013. Pág.80

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