XVII Conversación Clínica del ICF-E. "Presencia del analista en la cura"

Una pregunta a...

Marga Auré

Psiquiatra-Psicoanalista. AME de la ECF , de la ELP y de la AMP

Pregunta de Lorena Oberlin Rippstein

Dice Eric Laurent en la "Batalla del Autismo": "Los sujetos autistas ponen en peligro toda identificación imaginaria. No permiten que prosiga un diálogo con alguien que solo se autorice en la identificación histérica. Para quienes quieren hacerse partenaire de estos sujetos es preciso hacer un duelo por la identificación histérica. Cada cual debe haber atravesado el punto de ese modo identificatorio para sostenerse al borde de lo real en juego" (Pág.48). En la complejidad de esta clínica, donde se puede verificar el estatuto real del Otro, ¿podría explicar que se entiende por esta indicación precisa de Laurent acerca de la presencia del analista en la cura de sujetos autistas? ¿Qué supone sostenerse al borde de lo real en juego?

Eric Laurent continúa con La batalla del autismo el combate que prosigue desde hace años en defensa del psicoanálisis en el tratamiento del autismo y por el respeto de la libertad de prácticas. Estas libertades han sido amenazadas  recientemente en Francia sin el más básico sentido común con la guerra sucia librada por los lobbys contra el psicoanálisis que han llevado a la asamblea de diputados el proyecto de ley Fasquelle que ha sido esta vez aplastado. El libro de E. Laurent es un antídoto que aclara una práctica analítica con autistas dando pistas de tratamiento inéditas. Una de ellas es el consejo a los analistas de hacer el duelo de la identificación histérica en el tratamiento de los sujetos autistas al que hace referencia la pregunta de Lorena Oberlin.

Freud conceptualiza tres tipos de identificación, la primera es una identificación primordial y directa al padre primitivo, la segunda supone la identificación a un rasgo del objeto, a un síntoma del padre, por ejemplo la tos en el caso de Dora, es la identificación a un significante - y es por ello una identificación simbólica - que Lacan llamará también rasgo unario. En tercer lugar Freud propone la identificación histérica que comienza a articular muy pronto en La interpretación de los sueños, y que mucho mas tarde será completamente desarrollada en Psicología de las  masas y análisis del Yo. Se trata de una identificación que se encuentra ubicada completamente en el registro imaginario ya que el sujeto se identifica a sus semejantes, a sus parecidos, funciona de Yo a Yo pasando por la vía del líder, colocado en posición de Ideal del Yo para todos igual. Al ser una identificación puramente imaginaria  podemos estar seguros que el sujeto autista no podrá tener acceso a ella.

Para el sujeto autista el recurso a la imagen del cuerpo es inaccesible, lo que provoca precisamente un defecto en la trayectoria de la pulsión puesto que los agujeros del cuerpo tienen otra función para él.  Sin envoltura y sin imagen corporal el cuerpo es vivido como sin agujeros pudiendo llenarse y vaciarse sin las reglas discursivas que imprime la demanda del Otro a la pulsión. Para el sujeto autista el Otro no existe y entonces deberá construirse un cuerpo  de manera suis generis. El goce no está ni en el cuerpo como en la esquizofrenia ni en el Otro como en la paranoia. E Laurent indica en este texto como sin imagen del cuerpo, el retorno de goce se efectúa en el sujeto autista más bien sobre sus bordes o más bien sus neo-bordes.

El tratamiento kleiniano de los sujetos autistas preconiza precisamente un abordaje a partir del registro imaginario por medio de técnicas de juego y de dibujo donde se solicitan los fantasmas imaginarios. Muy al contrario Robert et Rosine Lefort orientados por Lacan auspician un tratamiento del sujeto autista fuera del terreno fantasmático imaginario y lejos de esas técnicas  de solicitación de los fantasmas imaginarios. Proponen un abordaje del sujeto autista orientada en el anudamiento entre el real y simbólico ya que como E Laurent señala en su libro La batalla del autismo, el niño autista no vive sino en el real (p.34) retomando la indicación de Lacan, es un niño alucinado en tanto en cuanto hablar supone para él la inmersión del simbólico en el real.

La indicación que Lacan da a Rosine Lefort es la de introducir la categoría del real en el tratamiento de los sujetos autistas y muy concretamente en el caso Robert. Sin embargo dice E. Laurent ha sido necesario para Rosine la travesía de su propio análisis para que ella pueda autorizarse como analista "a hacer uso de una interpretación fuera de sentido".

Sin el registro del imaginario, hablar en el sujeto autista es un acontecimiento de cuerpo, un grito, una mutilación. Es un hablar a traves de un significante descolgado del lenguaje que  no reenvía ni a otro significante ni a los malentendidos de la lengua. Es más bien un significante-todo-solo.

Esta es pues la indicación que da E. Laurent para aquellos analistas que quieren hacerse los partenaires del sujeto autista: hacer el duelo de la identificación histérica puesto que para el autista, inmerso en el real, la identificación a un otro, de yo a yo le es imposible o defectuosa. Lejos de la solicitación de fantasmas imaginarios que pueden ser intercambiados mutuamente entre el analista y el sujeto autista, lejos de la creencia en un aparato simbólico que pueda ser compartido, el analista lacaniano permitirá al sujeto autista una travesía orientada desde el borde del real.