XVII Conversación Clínica del ICF-E. "Presencia del analista en la cura"

Una pregunta a...

Margarita Bolinches

Miembro de la ELP y AMP. AP. Docente del curso “ Itinerario” del SCF en Valencia.

Pregunta de Ruth Pinkasz

J. Lacan en el Seminario XXIII, en el capítulo "De lo inconsciente a lo real", introduce la idea que el inconsciente siempre conlleva una referencia al cuerpo y es por ello que se puede distinguir la función de real. En relación a ello añadirá luego, que el psicoanalista solo puede concebirse como un sinthome. Es decir, no se trata del psicoanálisis en sí lo que daría cuenta del sInthome, sino del psicoanalista en su práctica. ¿Cómo entender esta idea, bajo la forma de la presencia del analista en la cura? ¿Cómo entender la presencia del analista en la cura bajo la forma de sinthome?

En la última enseñanza de J.Lacan, lo real en tanto operativo nos orienta en la clínica del parlêtre.

En esta orientación, el cuerpo y el lenguaje, I y S, son efectos secundarios de un real que causa, a modo de causa eficiente, el misterio del cuerpo hablante y la respuesta del síntoma.

La articulación de los nudos borromeos nos pueden dar una pista en tanto muestran cómo la desconexión de causa y efecto hacen emerger , en la contingencia más azarosa, la necesidad de entrelazarse para extraer del silencio, que no pide decirse, la certeza de un goce en la invención singular del parlêtre.

El sinthome vendrá aquí como cuarto nudo a dar cuenta de ese poco de saber por efecto del malentendido original que ha sido posible extraer y que permite saber hacer con ese goce encarnado.

La última enseñanza de Lacan, nos exige un perspectiva inédita del deseo del analista y del acto analítico. Adelantado a su tiempo nos proporcionó la orientación necesaria para mantenernos en la hiancia, allí donde en la sociedad actual vemos el empuje a cerrarla banalizando lo simbólico en un todo semblante.

Es en el contexto anterior que viene a inscribirse la cuestión sobre la presencia del analista. Intentaré ir ciñendo algunos bordes...

Ya en el Seminario I, " Los Escritos técnicos de Freud", Lacan en el momento de la transferencia menciona que " el sujeto lo experimenta como la brusca percepción de algo que no es tan fácil de definir, la presencia".

Diría que la presencia del analista es una función del dispositivo analítico, enraizada en el misterio del cuerpo hablante y cuyo horizonte final es dejar de ser un inefable operativo. Opera pues, en la pareja del analizante y el analista.

Diría que la presencia del analista es la invención necesaria del analizante para poder recorrer, desde la tranferencia, los distintos tiempos lógicos del goce del síntoma. Por su parte el analista, por su deseo y su acto, consiente a poner el cuerpo de modo tal que vehiculice el real operativo.

La presencia del analista en relación al sinthome articula la dirección de la cura hacia el límite, por parte del analizante, de la desubjetivización como acontecimiento de cuerpo, donde se anudan instante de ver y momento de concluír en la invención de " es así". Certeza y soledad en lo más singular del goce.

La presencia del analista, " lo que no es tan fácil de definir", es desvelado por parte del analizante, como lo que era sostenido para llegar al límite de lo real operatorio y dar oportunidad a la invención de uno, uno solo.

Para finalizar citaré un fragmento de la intervención de Araceli Fuentes en las XII Jornadas de la ELP, y que orienta de un modo claro la función del sinthome del analista en la cura.

"El sinthome como síntoma borromeo tiene la propiedad de anudar el goce del síntoma, en el que el cuerpo se goza sólo, con el lazo social".

"Este goce singular es necesario para que un analista pueda hacer función de causa, y sólo podrá hacer función de una causa que no sea religiosa ni sadiana, si ha experimentado por sí mismo los beneficios del fin, concretamente la satisfacción que lo señala, si lo ha experimentado lo suficiente como para saber que ello es posible y que puede llevar a otros hasta allí".