XVII Conversación Clínica del ICF-E. "Presencia del analista en la cura"
Marta Berenguer
Periodista, socia de la sede de Barcelona de la Comunidad de Catalunya de la ELP.
En "Análisis terminable e interminable" Freud se plantea si "existe alguna posibilidad de llevar un análisis hasta un final", topándose con la "roca viva" de la castración como obstáculo para alcanzar este propósito; sin embargo para Lacan la cura es un proceso lógico que tiene un fin. Hay un fin de análisis, dirá. En el Seminario 23, afirma "que el psicoanalista solo puede concebirse como un sinthome".
¿De qué manera la presencia del analista se juega para que sea posible pasar del análisis interminable a un final de análisis?
Mi punto de partida es el de cuestionar, en primer lugar, que Freud y Lacan tengan concepciones muy dispares del final del análisis como podría parecer -de entrada- tal y como está formulada la pregunta. Creo que Freud llega hasta un lugar, y Lacan retoma ese punto para dar otra vuelta más, -como a menudo nos tiene acostumbrados- siendo fiel a su retorno a Freud. Sin embargo, creo que la posición de uno y de otro no son excluyentes, sino que no podrían existir la una sin la otra. El punto de llegada de Freud es el punto de partida de Lacan, para llegar, paradójicamente, a un lugar similar, si bien con algunos giros más en el recorrido que le permitirán formalizar un análisis en tiempos lógicos. Lacan ya nos presenta algo de este rodeo, o este rizar el rizo, en el Seminario XI: "más allá de la función del a, la curva vuelve a cerrarse, en lo que al final de análisis se refiere, donde nunca se dice", y añade que "el lazo tiene que ser recorrido varias veces"1.
En primer lugar me gustaría hacer una primera parada en el título del texto de Freud: 'Análisis terminable e interminable (Die endliche und die unendliche Analyse)'2. Freud no para de dar rodeos a lo largo del texto alrededor de algunas preguntas que se podrían resumir en las siguientes: ¿existiría un "término natural" para cada análisis?; ¿se puede superar la neurosis?; o ¿existiría una tramitación integral de los conflictos pulsionales del sujeto? Todos estos planteamientos se resumen bien en la paradoja que enmarca el propio título, pues no se trata de una disyunción, sino de una conjunción: ¿es un análisis terminable e interminable? Es interrogándose sobre ello que llega a lo que él denomina la "roca de base" o "roca viva" -según la traducción- de la castración. Para Freud, una suerte de obstáculo o de límite. Pero cabe preguntarse aquí de qué límite se trata. Como hemos dicho, el término "roca de base", Freud lo articula al complejo de castración. Lacan nos abre una ventana para seguir el texto freudiano en el Seminario X, asimilando lo que para Freud es el límite del análisis a la angustia de castración: "Freud nos dice que el análisis deja al hombre y a la mujer con las ganas, al uno en el campo del complejo de castración, a la otra con el Penisneid. Pero éste no es un límite absoluto. Es el límite donde se detiene el análisis finito con Freud (…). He aquí el principio del análisis que Freud llama unendliche, indefinido, ilimitado, y no infinito. Si se instituye este límite, es en la medida en que algo ha sido, no diría no analizado, sino revelado de una forma únicamente parcial"3.
Así, Lacan admite que la angustia de castración es el encuentro con un límite pero, a diferencia de lo que plantea Freud, no se trata de un límite absoluto, ni de un "fin de análisis", como lo llamará posteriormente. Para Lacan el límite freudiano sigue siendo analizable pues tiene que ver con la angustia y está en relación con lo que designará con el nombre de objeto a. De este modo, Lacan no se detiene en el complejo de castración y el Penisneid, sino que empuja un poco más allá el hallazgo freudiano. Por un lado, tendríamos el límite que encuentra Freud, relacionado con el complejo de castración, callejón sin salida; pero por otro, Lacan destila ahí la angustia de castración, punto de llegada a un límite y a la vez la puerta de salida en un final de análisis. Resumiendo: lo que Freud ve como un límite, Lacan lo lee como una solución4.
Podemos discernir en el texto freudiano que más allá de la angustia de castración, lo terminable -o el límite del análisis-, queda lo que Freud llamará "injerencia de un fragmento de agresión libre"5. La inclinación al conflicto a partir de lo pulsional, se sostiene a partir de este resto ante al cual el sujeto articula una respuesta: los mecanismos de defensa. Así, es este resto lo que convierte al análisis en interminable. Lo femenino sería uno de los modos de nombrar ese resto que cómo sabemos fue otro de los escollos con que Freud mismo se encuentra en los avances de su desarrollo teórico, quedando como un enigma a resolver, un agujero en el saber. ¿Cómo escribe Lacan ese agujero del inconsciente? A barrado6. Se trata, precisamente, de lo simbólico en tanto que agujereado: no contamos con todos los significantes en el lugar del Otro. Dicho de otro modo, no hay representación inconsciente ni de lo femenino, ni de la propia muerte.
Podríamos decir que ese "fragmento de agresión libre", ese resto, eso que no se enlaza con nada, es un anticipo freudiano de la idea que Lacan tiene de lo real: "lo real es siempre un fragmento, un cogollo entorno del cual el pensamiento teje historias, pero el estigma de ese real como tal es no enlazarse con nada"7. Ante ese resto el sujeto construye mecanismos de defensa que, siguiendo a Lacan, son un modo que tiene para velar el encuentro con lo real. El psicoanalista tendrá como función "perturbar la defensa" del analizante. La pregunta sería ahora plantear, teniendo en cuenta que "el psicoanalista sólo puede concebirse como un sinthome", cómo puede el analista con su presencia, dirigir una cura hasta el final.
Teniendo en cuenta que un psicoanálisis opera en el síntoma dirigido al analista, quien de algún modo consiente a completarlo, a formar parte de él: "completar el síntoma supone para el analista avenirse a funcionar como un sinthome: prestarse a re-anudar la estructura subjetiva operando una suplencia que reestabiliza"8, ¿de qué modo opera el analista para obtener una transformación en la economía de goce en el sujeto? Lacan nombró esta operación como "deseo del analista", es lo que le permitirá avivar la llama transferencial, pero sin intención de quemar edificio alguno, más bien tendrá una posición de "bombero-pirómano"9 a partir de la cual pueda perturbar la defensa del analizante hasta un punto -final del análisis- en el que, de manera contingente y bajo transferencia, acontezca en el cuerpo del sujeto, el encuentro con ese fragmento de real del que, precisamente, creo que ya nos habla Freud en 'Análisis terminable e interminable'.
Notas