XVII Conversación Clínica del ICF-E. "Presencia del analista en la cura"

Una pregunta a...

Blanca Medina de Toro

Psicoanalista en Madrid, Miembro de la ELP y de la AMP.

Pregunta de Trinidad Cámara Palop

Lacan en la "Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela" establece el procedimiento del Pase, por el cual el analista testimonia de su experiencia de fin de análisis. Planta que el verdadero "análisis original" "solo puede ser el segundo, por constituir la repetición que hace del primero un acto, pues ella la que introduce el après-coup propio del tiempo lógico, que se marca por el hecho de que el psicoanalizante pasó a psicoanalista". En el Seminario 11 "Los Cuatro Conceptos…" Lacan se pregunta "¿cómo puede un sujeto que ha atravesado el fantasma radical vivir la pulsión?", situando la respuesta en "el más allá del análisis"; pudiendo ser abordada dicha pregunta solo a nivel del analista "en la medida que se le exige, precisamente, haber recorrido en su totalidad el ciclo de la experiencia analítica".

¿De qué se trata en ese "más allá del análisis"?, ¿Qué hay de la presencia del analista una vez concluido el análisis?

Efectivamente, en la experiencia del dispositivo del pase se da cuenta de la propia experiencia analítica y del paso de analizante a analista.

En el recorrido de un análisis, en principio, el sujeto localiza los puntos de fijación pulsional que alojaron a un Otro con el que construyó un fantasma, y todas las ficciones en torno a éste que, como señala Silvia Salman en su testimonio Los nombres posibles de mi locura, aportan una "satisfacción que se le impone al sujeto trazando un borde entre el funcionamiento libidinal y el padecimiento subjetivo".

Una vez el sujeto ha esclarecido qué clase de objeto ha sido para el Otro, puede comprender que ese Otro de sus ficciones fantasmáticas no es más que el producto de su propio plus-de-goce. A partir de ahí queda advertido de la función que cumplía en su economía pulsional. Se trata, entonces, de comprender que el fantasma no era más que un espejismo y permitía capturar un goce que proporciona una satisfacción paradójica; el sujeto se reconoce en eso que goza.

Miller en su seminario Sutilezas analíticas toma el Prefacio a la edición inglesa de El seminario 11 para señalar la vuelta de Lacan, en este escrito, sobre el procedimiento del pase "para poner a prueba decir el final del análisis".

Nos muestra Miller que tanto Lacan a lo largo de su enseñanza, como  un analizante en el recorrido de un análisis llevado hasta el final, pone en cuestión la posibilidad de alcanzar un saber acerca de lo real. "Todo lo que Lacan celebraba al principio de su enseñanza (…) se vuelca al registro de la verdad mentirosa. Esta verdad es el saber como elucubración, y constituye la ficción cuya estructura es la de la verdad".

Se trata pues de atravesar la barrera del saber y de la verdad mentirosa y extraer el modo de goce singular para cada uno.

Si a lo largo del análisis se construye una ficción, también "es una experiencia que consiste en deshacer esta ficción", mostrar el fracaso de la misma para resolver la opacidad de lo real, para dar cuenta del goce opaco del sinthome.

Miller destaca la satisfacción en este escrito de Lacan, referida a la experiencia de un posible bien decir frente a lo real, que es en definitiva saber lo que allí se satisface. El analista sería "alguien que habiendo podido legítimamente concluir una imposibilidad de hytorización , podría testimoniar la verdad mentirosa bajo la forma de ceñir el desajuste entre la verdad y lo real (…) medir la distancia entre verdad y real, y de este modo instituir la experiencia analítica, esto es, la histerización del discurso". Nos encontramos, entonces, no en el pase del sujeto del saber,  sino en el pase de un parlêtre,  que no testimonia de un éxito sino de un fracaso respecto de la verdad.

Cuando Lacan "extrae del fantasma y de la pulsión el concepto de goce se inaugura verdaderamente una dinámica conceptual que lo conduce al sinthome". Modo de gozar absolutamente singular, fuera de sentido, imposible de negativizar, reverso del sentido gozado, que se despliega a lo largo de un análisis.

Según la enseñanza de Lacan avanza hacia el concepto de sinthome, señala Miller,

"el psicoanálisis no se define por el analista, quien solo se presenta como el medio para hacer pasar el inconsciente de lo real a lo simbólico". Esto muestra que la presencia del analista y su posición cambian.

En un segundo tiempo lógico de reconstrucción de lo que ha sido el final del recorrido del análisis, se trata de dar cuenta de la producción de un significante nuevo para nombrar ese goce sinthomático con el que el parlêtre encontró una nueva forma de anudamiento que escribe otro modo de vivir la pulsión.

Silvia Salman en su testimonio Encontrarse en el lugar del sinthome retoma la pregunta de Lacan: "¿cómo vive el sujeto la pulsión una vez que atravesó el fantasma?" y responde, "la vive sinthomáticamente. "Es decir, ya no se trata de una relación fantasmática con el goce sino que a partir de ahí se traza una trayectoria de goce. Y de este modo pienso que la pulsión organiza sinthomáticamente la vida del sujeto"

En cuanto a la presencia del analista, tomada en su vertiente transferencial, queda vinculada al lugar del Otro e introduce el amor en tanto se le supone un saber sobre el inconsciente. Lacan en el Seminario 11 señala que "La presencia del psicoanalista, aún en la vertiente misma en que aparece la vanidad de su discurso, debe incluirse en el concepto de inconsciente" "La propia presencia del analista es una producción del inconsciente"

Una vez esclarecido el objeto que escondía la función del sujeto supuesto saber con la que el analizante inviste al analista en el inicio de la transferencia, esta función cae. Al tiempo, el analista con su presencia va a ocupar el lugar de la causa, haciendo semblante de objeto que causa al sujeto en la relación con su inconsciente. Una vez que este objeto es desalojado del fantasma, el propio analista pasa a ocupar el lugar donde se aloja el resto pulsional. En este sentido la presencia del analista es real y debe quedar reducida a ese resto, por lo que podemos decir que no hay liquidación de la transferencia.