XVII Conversación Clínica del ICF-E. "Presencia del analista en la cura"
Lo que el analista tiene que dar, contrariamente a la pareja del amor, es lo que la novia más bella del mundo no puede superar, a saber lo que tiene. Y lo que tiene no es más que su deseo, al igual que el analizado, haciendo la salvedad de que es un deseo advertido".
Seminario 7 La ética del psicoanálisis. Cap. La demanda de felicidad y la promesa analítica. Pág. 359.
Respuesta de Montserrat Puig Sabanés
Psicoanalista miembro AME de la ELP y de la AMP. DEA del Campo freudiano, Départament de Psychanalyse Université Paris VIII. Docente de la Sección Clínica de Barcelona y del Instituto del CF en España. Equipo Clínico de la Unidad Médico Educativa UME Centre l'Alba (Barcelona).
Encontramos la cita, que la comisión me propone comentar, en el penúltimo capítulo del Seminario 7. Este capítulo es contemporáneo de la publicación del Escrito La dirección de la cura y los principios de su poder redactado a partir de la conferencia dictada por Lacan 2 años antes. Lacan retoma algunas de las afirmaciones clave de su escrito para iniciar la enseñanza de ese día: "El analista tiene que pagar algo para sostener su función". "Paga con palabras -sus interpretaciones. Paga con su persona, en la medida en que, por la transferencia, es literalmente desposeído de ella". Finalmente, es necesario que pague con "un juicio en lo concerniente a su acción."
En lugar de la "persona del analista " vendrá, al final del capítulo, el deseo del analista como deseo advertido, motor de la acción analítica que en tanto, dimensión de la acción está sometida a un juicio, es decir a una ética.
Este párrafo abre el camino del seminario del año siguiente, Seminario 8: La transferencia. Sitúa la respuesta del analista a la demanda del analizante, lo que el analista tiene que dar mas allá de sus palabras, a contracorriente del amor de transferencia. Si el amor es dar lo que no se tiene, el analista da lo que tiene. Y lo que tiene es su deseo, su deseo advertido. Es el modo de no responder a la demanda de felicidad que el analizante le hace. "Esto es lo que conviene recordar en el momento en que el analista se encuentra en posición de responder a quien le demanda la felicidad." Lo que tiene que recordar es que no puede dar lo que se le pide, no solamente porque no lo tiene, no tiene la felicidad, sino porque "sabe que no existe". Y lo sabe por haber llevado su propio análisis hasta su término es decir por "haber encontrado ese límite en el que se plantea toda la problemática del deseo".
¿De qué está advertido el deseo del analista? de lo imposible, dice Lacan en la misma página. Si bien no dice qué es el deseo del analista si dice lo que no puede ser: "No puede desear lo imposible". Por lo que si su deseo está advertido, no consentirá detenerse en el señuelo de la promesa de una satisfacción lograda ya que la ley de la castración, única ley del deseo, es, como dice Lacan "pariente de la infelicidad".