XVII Conversación Clínica del ICF-E. "Presencia del analista en la cura"

Flashes

Flash de Lorena Oberlin Rippstein

Representar algo para alguien, eso es precisamente lo que hay que romper. Porque el signo que hay que dar es el signo de la falta de significante. Es, como ustedes saben, el único signo que no se soporta, porque es el que provoca la más indecible angustia. Es sin embargo el único capaz de hacer acceder al otro a lo que es de la naturaleza del inconsciente.

Seminario 8 La transferencia. Cap. Psique y el complejo de castración. Pág. 267.

Respuesta de Victoria Vicente

Psicoanalista. AME. Miembro de la AMP y de la ELP.

Este párrafo   aparece al final del capítulo  XVI titulado Psique y el complejo de castración, del seminario 8, La transferencia.

En este seminario es donde Lacan comienza a articular la transferencia y el deseo del analista. La complejidad de la cuestión transferencial no se limita a lo que ocurre en el analizado  sino más bien se abre hacia  la elaboración de lo  qué debe ser el deseo del analista , qué  coordenadas debe alcanzar para ocupar el lugar que le corresponde en el análisis.

Si por un lado, en el recorrido por las páginas de este Seminario,  se descubre la naturaleza engañosa del amor, también del amor de transferencia, igualmente se pueden seguir las paradojas y las  reelaboraciones de algunos conceptos, especialmente el que concierne al término deseo .

Al principio del  capítulo XVI, Lacan halla en el cuadro de la galería Borghese, de Zucchi, Psiche sorprende Amore,  la manera de  ilustrar el complejo de castración, en su estructura y en  su dinámica instintual, ya que la castración es el centro de toda economía del deseo.

La elaboración de Lacan responde a la idea de hacer aparecer la discordancia fundamental entre el objeto de la demanda y el del deseo, para ello utiliza la imagen del cuadro que encarna y  concentra lo que llama la paradoja del complejo de castración. Llama la atención sobre el falo como significante en tanto está en el lugar de lo que al Otro le falta, allí donde hay un significante faltante.

Hay dos puntos interesantes  que atañen al párrafo  que comentamos. Son dos indicaciones precisas en donde deseo y falo alcanzan una nueva dimensión:  por un lado, Lacan señala que "lo que nos revela la experiencia analítica es que  más precioso aún que el propio deseo es conservar su símbolo, que es el falo. He aquí el problema que se nos plantea"1

Y, un poco más adelante, realiza un anuncio, después de haber recorrido la dialéctica de la transferencia en el texto de El Banquete, voy a proponerles otra formula.2

Ver el deseo como signo, captar el deseo por otra vía.

Es aquí donde se insinúa, nos dice Lacan, el camino hacia lo que debe ser el deseo del analista.

En este párrafo asistimos al intento de  pensar el deseo más allá de su reducción al  deseo fálico porque el falo en su dimensión de signo es diferente a la interpretación fálica del deseo del otro. Presten atención, dice Lacan , ahora a no confundir tampoco este objeto fálico con lo que sería el signo, en el Otro, de su falta de respuesta, así bajo esta perspectiva ya no  indica la falta  de un significante en el Otro sino  la de ser su raíz misma.3

El deseo como signo atañe a una dimensión diferente que pone trabas a una interpretación en función de la falta, más bien  en el análisis se trata de instituir la causa de esa falta. Dar el signo de la falta de significante.

Por eso el analista encarna una función angustiante, inquietante,

Doble incidencia del signo entonces: por un lado provoca angustia pero por el otro, produce la apertura del inconsciente .

  1. J. Lacan, Seminario Libro 8, La transferencia, Ed. Paidos, pág. 263
  2. J.Lacan, Seminario Libro 8, La Transfernecia, E. Paidos, pág. 266
  3. J.Lacan, Seminario Libro 8, La transferencia, Ed. Paidos, pág. 251

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