Bibliografía

XV Conversación Clínica del ICF-E. "Homosexuales en análisis"

Semana del 23 de febrero al 1 de marzo

Si quisiera parafrasear el aforismo de Lacan, diría que solo la angustia transforma el goce en objeto causa del deseo.

Jacques-Alain Miller

La Angustia. Introducción al Seminario X de Jacques Lacan, pág 81. Escuela Lacaniana de Psicoanálisis. Gredos, 2007

Homosexualidad y violencia en la pareja

Manuel Fernández Banco

Hace unos meses José Antonio Monago, actual Presidente de la Junta de Extremadura, pretendía que su Comunidad fuera la primera en legislar reconociendo como violencia de género el maltrato entre parejas del mismo sexo. Esta pretensión fue ampliamente contestada y quedó en nada. Se le criticaba que no había entendido que la violencia de género era la del hombre sobre la mujer. Tal vez Monago tuvo la intuición de que la distribución de los sexos se organiza en función del modo de goce y no en función del sexo biológico o de construcciones culturales, como el género. Eso sería pensar en un Monago lector de Lacan, lo que probablemente no sea el caso.

A raíz de esta polémica, se me preguntó porque en las parejas homosexuales no parecía darse el fenómeno de la llamada violencia en la pareja, o al menos no parecía darse con la crudeza y frecuencia que se observa en las relaciones heterosexuales. En primer lugar, respondí que resulta difícil saber si la realidad es exactamente así. En cualquier caso, me atreví a aventurar una hipótesis para intentar pensar esa posibilidad.

Es frecuente que en el tipo de elección homosexual masculina esté en juego la identificación fálica de un modo especialmente consistente, independientemente que detrás de eso, como ha destacado Eric Laurent, siempre está el Otro femenino en juego. Pero su tratamiento tiene una consistencia especial a través del ordenamiento fálico del goce. Cuando estamos en ese registro, estamos en la dimensión de lo semejante y ahí es más pensable la agresividad que la violencia extrema. Me parece que esto podría ayudar a pensar porque no son frecuentes los casos más extremos de violencia, que confinan con la destrucción del otro, en las parejas de hombres homosexuales. En la violencia que se produce en la relación heterosexual, entra en juego lo enigmático e insoportable del goce femenino para el hombre: ese goce que se escapa a la medida fálica, ese goce otro que se pide que la mujer confiese. Confesión que nunca será suficiente y que puede llevar al límite en que la pregunta, como dice Lacan en el Seminario VIII, se confunde con la destrucción misma del objeto.

Si pensamos el fenómeno de la violencia del lado de la homosexualidad femenina, sabemos que, en la relación entre dos mujeres, hay un privilegio especial concedido al amor, una fetichización del amor, algo del orden: “si hay amor nada falta”. Y, como sabemos por Lacan, el amor es lo que permite que algo del goce condescienda al deseo. El deseo es el mejor antídoto contra la violencia.

Son solo unas notas, unas impresiones, para intentar comenzar a pensar porque es posible que la violencia extrema no esté tan presente en las relaciones homosexuales. Tanto del lado de los hombres que aman a los hombres, como del de las mujeres que aman a las mujeres.

"Por otra parte, la cuestión del amor, a partir del Seminario Aún conoce una promoción muy especial, porque el amor es lo que puede hacer mediación entre los unos solos. Por lo tanto, decir que es imaginario, en fin, produce una dificultad. Es decir que el inconsciente no existe. El inconsciente primario no existe como saber. Para que devenga un saber, para hacerlo existir como saber, hace falta el amor."

Jacques-Alain Miller

Una fantasía. Conferencia de Jacques-Alain Miller en Comandatuba (Brasil), 2004

Referencia de Alejandra Atencio

Escritos

J. Lacan, Intervención sobre la transferencia, Escritos 1, Siglo XXI editores, Argentina, 1985.

Pág. 212

Sobre Freud y la interpretación en el caso Dora:

"Pero el hecho de que su falla fuese fatal para el tratamiento, lo atribuye a la acción de la transferencia, al error que le hizo posponer su interpretación (…) Pero cada vez que vuelve a invocar esa explicación (…) una nota a pie de página viene a añadir un recurso a su insuficiente apreciación del nexo homosexual que unía a Dora con la señora K…"

"Freud confiesa que durante mucho tiempo no pudo encontrarse con la tendencia homosexual (que sin embargo nos dice ser tan constante en los histéricos que no se podría en ellos exagerar su papel subjetivo) (…) Esto proviene de un prejuicio, aquel mismo que falsea en su comienzo la concepción del complejo de Edipo haciéndole considerar como natural y no como normativa la prevalencia del personaje paterno (…) Freud tiene hacia el señor K…una simpatía que viene de lejos, puesto que fue él quien le trajo al padre de Dora (…) Después del fracaso del tratamiento, se empeña en seguir soñando con una "victoria del amor".

J. Lacan, La agresividad en psicoanálisis, Escritos 1, Siglo XXI editores, Argentina, 1985.

Pág. 112

"No se necesita subrayar que una teoría coherente de la fase narcisistaesclarece el hecho de la ambivalencia propia de las “pulsiones parciales” de la escoptofilia, del sadomasoquismo y de la homosexualidad, no menos que el formalismo estereotípico y ceremonial de la agresividad que se manifiesta en ella: apuntamos aquí al aspecto frecuentemente muy poco “realizado” de la aprehensión del prójimo en el ejercicio de tales de esas perversiones, su valor subjetivo, su valor subjetivo en el hecho bien diferente de las reconstrucciones existenciales…"

J. Lacan, Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis, Escritos 1, Siglo XXI editores, Argentina, 1985.

Pág. 294

"Todo esto no es cosa nuestra, pues Freud mismo reconoció a posteriori el origen prejuicial de su fracaso en el desconocimiento en que él mismo se encontraba entonces de la posición homosexual del objeto a que apuntaba el deseo de la histérica".

J.Lacan, Del Trieb de Freud y del deseo del psicoanalista, Escritos 2, Siglo XXI editores, Argentina, 1987.

Pág. 831

"Pero Freud nos revela que es gracias al Nombre-del-Padre como el hombre no permanece atado al servicio sexual de la madre, que la agresión contra el Padre está en el principio de la Ley y que la Ley está al servicio del deseo que ella instituye por la prohibición del incesto (…) Si el temor a la castración está en el principio de la normalización sexual, no olvidemos que, al tocar sin duda la transgresión que ella prohíbe en el Edipo, afecta igualmente a la obediencia, deteniéndola en la cuesta homosexual. Es pues más bien el asumir la castración lo que crea la carencia con que se instituye el deseo. El deseo es deseo de deseo, deseo del Otro, hemos dicho, o sea, sometido a la Ley."

J.Lacan, De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis, Escritos 2, Siglo XXI editores, Argentina, 1987.

Pág. 526

"Su crítica del clishé que se confina en el factor de la represión de una pulsión homosexual, por lo demás enteramente indefinida, para explicar la psicosis magistral, y lo demuestra a saciedad en el caso mismo de Schreber. La homosexualidad, supuesta determinante de la psicosis paranoica, es propiamente un síntoma articulado en su proceso".

Pág. 549

"Creemos poder decir que Freud aquí faltó a sus propias normas y del modo más contradictorio, en el sentido de que acepta como momento de viraje del delirio lo que rechazó en su concepción general, a saber, hacer depender el tema homosexual de la idea de grandeza (…) Esta falta tiene su razón en la necesidad, o sea en el hecho de que Freud no había formulado todavía la Introducción al narcisismo".

J.Lacan, La dirección de la cura y los principios de su poder, Escritos 2, Siglo XXI editores, Argentina, 1987.

Pág. 619

"O sea ese punto mismo de donde Freud, en toda la primera parte de su carrera, quería sacarlo demasiado aprisa forzando el llamado del amor sobre el objeto de la identificación (para Elizabeth von R. su cuñado; para Dora el señor K.; para la joven homosexual del caso de homosexualidad femenina, ve con más claridad, pero se estrella por considerar que la transferencia negativa le apunta en lo real)".

J.Lacan, La significación del falo, Escritos 2, Siglo XXI editores, Argentina, 1987.

Pág. 675

"Podría añadirse aquí que la homosexualidad masculina, conforme a la marca fálica que constituye el deseo, se constituye sobre su vertiente, mientras que la homosexualidad femenina, por el contrario, como lo muestra la observación, se orienta sobre una decepción que refuerza la vertiente de la demanda de amor. Estas observaciones merecerían matizarse con un retorno sobre la función de la máscara en la medida en que domina las identificaciones en que se resuelven los rechazos de la demanda".

J.Lacan, Ideas directivas para un congreso sobre sexualidad femenina, Escritos 2, Siglo XXI editores, Argentina, 1987.

Pág. 713

Apartado XI: La homosexualidad femenina y el amor ideal: "Habiéndose llevado muy lejos, para la mayoría de las perversiones masculinas, la demostración de que su motivo imaginario es el deseo de preservar el falo que es el que interesó al sujeto en la madre, la ausencia en la mujer del fetichismo que representa el caso casi manifiesto de este deseo deja sospechar un destino diferente de ese deseo en las perversiones que ella presenta".

J.Lacan, Juventud de Gide, o la letra y el deseo, Escritos 2, Siglo XXI editores, Argentina, 1987.

Pág. 729

"Por el contrario, se ofrece la complacencia de lo ya oído, propia para suscitar la aquiescencia docta de los informados, que se obtiene a buen precio recordando la preponderancia de la relación de la madre en la vida afectiva de los homosexuales. Y. habla como de un armario, tras haber sido la enfermedad a los estragos de la cual Gide opuso un sarcasmo para él menos costoso que antes (…) ¿Qué fue para ese niño su madre, y esa voz pro la que el amor se identificaba con los mandatos del deber? Se sabe bien que para querer sobremanera a un niño hay más de un modo, y también entre las madres de homosexuales".

Referencia de Laura Canedo

Ferenczi

Hombre implicado en la vida política húngara, fue representante del Comité Humanitario Internacional para la Defensa de los Homosexuales, fundado por Magnus Hirschfeld en 1897.

Tres ensayos sobre la homosexualidad en la obra de Sandor Ferenczi

Ferenczi fue uno de los fundadores de la Asociación Internacional Psicoanalítica, en 1910, en la que llegó a ser su presidente. Hombre implicado en la vida política húngara, fue representante del Comité Humanitario Internacional para la Defensa de los Homosexuales, fundado por Magnus Hirschfeld en 1897. En esta asociación, abogó por promover reformas legales en una Europa que a principios del siglo XX perseguía a los homosexuales, considerando la homosexualidad como una enfermedad degenerativa.

Por otro lado, en el ámbito clínico, entre los años 1909 y 1911 escribió tres ensayos cuyo eje principal es la homosexualidad.

En el primero de ellos, “Nuevas observaciones sobre la homosexualidad”1, publicado póstumamente, Ferenczi parte de dos casos de su clínica, en los que plantea que “los homosexuales aman a la mujer demasiado intensamente (la mayor parte de las veces con una intensidad terrorífica, con una coloración sádica del amor, y con fantasías perversas),” y retroceden llenos de terror frente a sus fantasías insoportablemente violentas fijadas sobre la madre o sobre la hermana. Así, avanza en el postulado de Sadger, que destaca el papel principal que juega la madre en la homosexualidad.

Para Ferenczi, “la homosexualidad contiene toda la verdad en una inversión absoluta”. En la pubertad, el muchacho, atemorizado ante sus propias tendencias sexuales, las rechaza, y se convierte en homosexual. Por otro lado, ubica la homosexualidad como neurosis estrechamente vinculada a la impotencia, siendo que ambas tienen en común la huida ante la mujer.La homosexualidad excesiva es resultado de un rechazo de una heterosexualidad demasiado fuerte, que continúa viviendo, sin atenuaciones, en el inconsciente y se vive hasta su paroxismo (y se le da libre curso) bajo la máscara homosexual.

Siendo uno de los primeros clínicos en ligar la homosexualidad a la patogenia de la paranoia, postulado que Lacan objeta como causa de las psicosis 2, en 1911 publica su ensayo “Papel de la homosexualidad en la patogenia de la paranoia”3. A partir de la observación de varios casos de paranoia, plantea que el enfermo proyecta el mecanismo paranoico exclusivamente contra una elección de objeto homosexual, afirmando que muchos de los casos observadosapoyan la idea de que la homosexualidad juega un papel principal en la patogénesis dela paranoia, e incluso que la paranoia no es posiblemente más que una deformación de la homosexualidad.

Atribuye a los celos, así como también en los casos de manía de persecución y de procedimiento, la proyección sobre otras personas de su propio interés homosexual, precedido de un signo negativo. En el delirio de los celos se trata de la proyección sobre el partenaire del interés que despiertan las personas del mismo sexo. En la manía de persecución, el propio deseo, expulsado del yo, vuelve a la conciencia como percepción de una tendencia persecutoria hacia los objetos de su predilección inconsciente.

De esta manera, en la paranoia se trata de la reaparición de la homosexualidad hasta entonces sublimada, en la que el yo se defiende por el mecanismo de la proyección. No obstante, acaba su trabajo con una pregunta que deja abierta: “Se nos sitúa ante un problema mucho más difícil, el enigma de la “elección” de la neurosis, planteándose la siguiente cuestión: ¿cuáles son las condiciones necesarias para que la bisexualidad infantil, la “ambisexualidad”, evolucione hacia la heterosexualidad normal, la homosexualidad, la neurosis obsesiva o la paranoia?”

Por último, en “El homoerotismo: nosología de la homosexualidad masculina”4, de 1911,aborda las particularidades de la constitución sexual en las experiencias específicas que se hallan en la base de la homosexualidad manifiesta. A partir de observaciones psicoanalíticas de los homosexuales, realiza una clasificación nosológica. La relación sexual con el propio sexo es para Ferenczi un síntoma, que puede ser al tiempo que la manifestación de enfermedades y problemas muy diversos, la expresión de la vida psíquica normal.

En su nosología, aborda dos tipos de homoerotismo, que ubica como dos estados patológicos fundamentalmente diferentes. Por un lado, el homoerotismopasivo o de sujeto, en el que se da efectivamente una inversión verdadera de los caracteres psíquicos –y a veces físicos- normales, siendo solo él es un auténtico “estadio sexual intermediario”, es decir, una pura anomalía del desarrollo. Se trata del hombre que, sintiéndose mujer en sus relaciones con los hombres, está invertido en cuando a su propio Yo (homosexualidad por inversión del sujeto u “homoerotismo de sujeto”), y se siente mujer no únicamente en sus relaciones sexuales sino en todos los momentos de su existencia.

Por el otro, en“homosexual activo” u homoerotismode objeto,en los que se trataría de casos de neurosis obsesiva,en los que, siendo de tipo puramente viril, sólo se halla invertido el objeto de amor, siendo su homosexualidad la sucesión de sentimientos obsesivos y de actos compulsivos.

Tras un recorrido por ambos tipos de homoerotismo, sus razones, su evolución y la posibilidad de reversión, explica la predominancia del hormoerotismo de objeto como consecuencia del heteroerotismo, que al ser inhibido por a educación, produce un desplazamiento retrógrado de la compulsión al heteroerotismo sobre el homoerotismo, lo cual entrañaría una neurosis obsesiva homoerótica.

1 Ferenczi, S., “Nuevas observaciones sobre la homosexualidad”, en Obras completas, Vol. IIRBA-Biblioteca de psicoanálisis, España, 2007. Pp 691 y ss. (1909)
2 Lacan, J., “De una cuestión preliminar a todo tratamiento de la psicosis”, en Escritos 2, Ed. S. XXI, 1989, p. 526.
3 Ferenczi, S., “Papel de la homosexualidad en la patogenia de la paranoia (1911)” en Obras completas, Vol. IRBA-Biblioteca de psicoanálisis, España, 2007. Pp 219 y ss.
4 Ferenczi, S., “El homoerotismo: nosología de la homosexualidad masculina” (1911), en Obras completas, Vol. IRBA-Biblioteca de psicoanálisis, España, 2007. Pp 445 y ss.

Ahora el amor ya no se ajusta al plano de la tragedia... en el discurso de Agaton es el nivel de lo que se presenta como la materialización mas viva de la ficción....Para nosotros es el cine. Platón estaría encantado con esta invención.

Jacques Lacan

Seminario "La transferencia ", pág. 44. Ediciones Paidos. 2003

Referencia de Soledad Bertrán

Cine y homosexualidad. Filmografía.

Referencia de Mary Cruz Fernández

Narrativas Gay

El soporte del deseo no está hecho para la unión sexual, puesto que generalizado, ya no me especifica como hombre o mujer, sino como lo uno y lo otro.

Jacques Lacan

Seminario La angustia. pág 292. Editorial Paidos 2006

Referencia de Héctor García

Jean-Marc Alby, "Le trans-sexualisme"1. Reseña
Jacques Lacan. "De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis". Nota al pie de página nº 26, pag 550. Escritos. Siglo XXI editores

El artículo de Jean-Marc Alby acerca del transexualismo, publicado originariamente en 1959 pero reeditado por la revista Neuropsychiatrie de l’enfance et de l’adolescence en 20022, plantea algunos puntos candentes de interés para situar el fenómeno desde el punto de vista histórico, a partir de lo que fue en aquel tiempo una psiquiatría de inspiración psicoanalítica.

La "idea prevalente" del transexualismo se presenta al inicio del texto: “Yo tengo un alma de mujer en un cuerpo de hombre por un error incomprensible de la naturaleza”. Resulta sugerente cómo lo enuncia Alby: se trata de una desarticulación entre alma y cuerpo, a la vez que hay apelación a la ley natural. Ambosson ejes fundamentales de nuestros intereses en el Campo Freudiano en el siglo XXI.

¿Cuándo, en qué momento, se produce esta disyunción? Alby señala que el inicio de la "convicción" se sitúa en la infancia, siendo el travestismo un comportamiento usual. Sin embargo,se trata para el autor de aspectos clínicos que conviene distinguir de forma precisa.

De forma diferente, en distintos puntos del texto, se apela a la vida de estas personas a partir de cierta idea de depresión libidinal: hay un desencanto sostenido, en muchas ocasiones oculto tras actitudes reivindicativas.Otra manifestación habitual es el "rechazo" del órgano sexual viril, que algunos comportamientos como la masturbación contribuyen a apaciguar (es la erección del órgano lo que causaría entonces mayor malestar).

Una primera tesis del texto, apenas explicativa pero que permite un punto de referencia para situar el fenómeno clínico (así concibe Alby el transexualismo), sería la siguiente: "El narcisismo nos parece representar un elemento fundamental de su estructura psicológica". El registro imaginario bajo la lógica de lo especular es pues fuertemente resaltado. En lo que concierne al diagnóstico diferencial, y pese a descubrir algunos rasgos neuróticos en estos pacientes, el autor se pregunta si no se tratará de una forma de perversión, descartando en todo caso la perversidad. Finalmente, parece apostar por la estructura de psicosis. En cualquier caso, se trata siempre, más allá del diagnóstico diferencial, de "Un disturbio profundo de la imagen de sí". Alby reseña también la existencia en estos casos de un padre insuficiente: "En nuestras observaciones la imagen paternal se reveló incapaz de servir de modelo de identificación", precisa.

En el trabajo, podemos encontrar reflexiones sobre genética y condicionamiento de plena vigencia. Queda patente que en lo que concierne al debate nature Vs nurture, la “ciencia”actual no ha avanzado en demasía en casi 60 años...

Otro aspecto histórico impactante concierne a las operaciones de cambio de sexo: y es que ya antes de 1956 se realizaron intervenciones de esta clase. En los años 30, un médico judío, Hirschfeld, las hizo en el Institut für Sexualwissenschaftalemán, que fue destruido por el nacionalsocialismocuando Hitler llegó al poder; y también en Suiza. Esto quedaba ligado al parecer a un cambio de estado civil.

¿Y qué puede ofrecer la medicina para ayudar a estos sujetos, al margen de la operación quirúrgica? Alby deja entender que ni psicoanálisis, ni psicoterapia, ni terapias hormonales sirven para “curar" a los transexuales. Y, sin embargo, añade: "Nosotros pensamos que ir en el sentido del deseo patológico de esos sujetos comporta riesgos análogos a aquellos que se corren cuando se interviene en un hipocondríaco". Es decir: mejor no operarlos.

Alby propone entonces lo siguiente: primero, considera que el transexualismo es un fenómeno que debe permanecer alejado de la lectura jurídica, y que dar publicidad a esta patología es contrario a la buena praxis. Y segundo, conviene en que, a pesar de la imposibilidad de una cura, la psicoterapia puede contribuir a suavizar estas “tendencias mórbidas”, particularmente si ha habido detección precoz de la inclinación. Claramente, también a finales de los años 50, como sucede hoy, la psiquiatría estaba teñida por fuertes condicionantes ideológicos y morales…

1 Alby, J.-M. (2015). El trans-sexualismo. Traducción de Amparo Rivero e Ivone Galantini. Consultado el 6 de enero de 2015 en:
http://lecturaalpiedelaletra.wordpress.com/indice-de-terminos/despues-de-una-cuestion-preliminar/jean-marc-alby/
2 Alby, J.-M. (1959/2002). Le trans-sexualisme. Neuropsychiatrie de l’enfance et de l’adolescence, 50, 378-383. Consultado el 6 de enero de 2015 en:
https://lecturaalpiedelaletra.files.wordpress.com/2014/07/alby.pdf

"Le désire et la loi". Paris, Mai 2013. Brochure des textes du Colloque.

La Angustia. Introducción al Seminario X de Jacques Lacan.
Las referencias del Seminario La Angustia, "Piezas sueltas" (2004), pág. 129/141. Escuela Lacaniana de Psicoanálisis. Gredos 2007

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