Bibliografía

XV Conversación Clínica del ICF-E. "Homosexuales en análisis"

Entrevista a la Comisión

"El trabajo de la comisión bibliográfica es como un ancla de la temática a trabajar en la Conversación Clínica"
Entrevista a la comisión bibliográfica
Por Marta Berenguer

En ocasiones, el recorrido por la obra y la enseñanza de Jacques Lacan puede convertirseen un laberinto si uno no encuentra la buena manera de orientarse. De ahí, la importancia que exista en jornadas, seminarios y conversaciones clínicas del Campo Freudiano una comisión bibliográfica. No es tarea fácil la recopilación de libros, artículos, textos o filmografía sobre un determinado tema. A menudo, el trabajo de dicha comisión puede encarnar la función de una suerte de hilo de Ariadna que orienta a los interesados a deshacer lo andado y reconocer un posible camino. Hemos querido conversar con algunos de los miembros de la comisión bibliográfica de la XV Conversación Clínica 2015 ICF-España que bajo el título "Homosexuales en análisis" se celebra en Barcelona los días 7 y 8 de marzo. Durante el encuentro conversamos de su trabajo en la comisión, pero también de la transferencia de trabajo de cada uno en la Sección Clínica de Barcelona, así como de los entresijos de la transmisión y la enseñanza del discurso y la práctica del psicoanálisis.

En primer lugar, una pregunta respecto al trabajo que habéis realizado cada uno en la comisión bibliográfica de la Conversación Clínica dedicada al tema: "Homosexuales en análisis". ¿Qué destacaríais del proceso de trabajo que habéis seguido?

Soledad Bertrán: Decidimos repartirnos, según lo que nosotros conocíamos y nuestros intereses, qué lecturas hacer. En mi caso retomé algunas lecturas que tenía muy olvidadas sobre el tema de la homosexualidad y fui a buscar otras. Ha sido muy provechoso este recorrido: tanto por las lecturas como a la hora de pensar las preguntas, algo nada fácil de hacer. Tener que pensar las preguntas y los flashes, empezar a pensar qué es una pregunta para ti, cómo formular una pregunta que pueda ser clara para otro, recibir esas respuestas y leerlas ha sido muy interesante.

Mari Cruz Fernández: Al comienzo, cuando conocí el tema que se trataría me sorprendió. Conocía algunas referencias sueltas, pero pensé: no sé si hay algo de esto escrito. Lo que me encontré después es que la temática se interconectaba con un montón de cosas y ahí me resultó muy complicado poder extraer cuestiones concretas.

Héctor García: Yo me busqué una forma de compartir el trabajo y por eso fui a buscar mi sujeto supuesto saber en el tema. Alguien de quien tengo que hablar porqué es una gran amiga y para mí, encarna el futuro del psicoanálisis en París: Mari Paz Rodríguez Diéguez. Estará contenta de que la citemos porqué hizo un muy buen trabajo a la hora de ayudarme tanto en la orientación bibliográfica, como leyendo mis preguntas y dándome su opinión al respecto.

Laura Canedo: Lo que ha resultado novedoso en esta ocasión, y me parece que ha sido muy acertado, es el haber encontrado una fórmula que nos pusiera a trabajar a la par a todas las generaciones, incluyendo de forma decidida a las nuevas, ya sea en la formulación de las preguntas y los flashes, en las respuestas, o en el trabajo de bibliografía. Es necesario que así sea, que los que llevamos tiempo ahí contemos, aprendamos de ellos, que en realidad son participantes con bastante recorrido. Es importante para el psicoanálisis que así sea.

Rosa Maria Calvet: Cuando me planteé la cuestión de la bibliografía -sobre los flashes y las preguntas teníamos el tema centrado- estaba un poco dividida. Tratándose de la Sección Clínica de Barcelona (SCB), pensé primero en hacer una bibliografía universitaria. Pero después pensé que la SCB no tenía que conllevar un trabajo universitario y me vino a la cabeza una referencia de Lacan en el seminario de la angustia donde habla de la transmisión y la enseñanza en psicoanálisis. Lacan critica dos vías de enseñanza que nombra como clásicas: la vía del catálogo y la vía del análogo. De la vía del catálogo dice que lleva a adoptar al sujeto de la enseñanza según su modalidad más amplia, y que se trata de conectar lo que se enseña en el interior del análisis con lo que se aporta desde afuera. ¿Qué toma Lacan para decir eso? Por un lado, los desarrollos que realiza santo Tomás de Aquino; por otro David Rapaport quien hizo una teoría sobre los afectos publicada en 1953. En cuanto al método análogo Lacan, dice que "conduce a lo que se llama una antropología". Para decirlo con referencias propias a nuestro campo, a un núcleo central que es el junguismo.

¿Qué orientación tomasteis para el trabajo de la comisión bibliográfica?

Rosa Maria Calvet: Después de criticar estos dos métodos, lo que Lacan recomienda es el método de la llave [clé] en el doble sentido de llave y de guía: "La llave es la forma de acuerdo con lo cual opera o no, la función significante como tal". Añade que "la dimensión de la llave es connatural a toda enseñanza analítica o no, (…) su núcleo es un ideal de simplicidad". Es decir, "la reducción formal en el abordaje de lo real que comporta ese initium subjetivo que es el rasgo unario. (…) El rasgo unario está antes que el sujeto y todo lo que es enseñable debe conservar el estigma de este initium ultrasimple, es lo único capaz de justificar para nosotros el ideal de simplicidad". Eso fue lo que planteé para la orientación de la comisión: ni el método del análogo, ni el método del catálogo, sino ir a buscar el método de la llave. No sé si lo hemos conseguido.

Andrea Freiria: Es la primera vez que formo parte de una comisión bibliográfica. Quizás no fue tan complicado ir leyendo y extrayendo algunas referencias, pero recuerdo que con las preguntas me encontré con bastante dificultad. Puede que tenga que ver con esto que comenta Rosa de la llave. Hay un momento en el que algo hace clic y de repente, de alguna manera, se decanta.

Rosa-Alba Zaidel: El trabajo de una comisión bibliográfica es la perla de todo este aparato que montamos cada vez que hacemos una actividad. Es el poso fundamental que queda y al que muchas veces volvemos recordando un tema. Volvemos a buscar la labor de las comisiones bibliográficas que hacen un rastreo y un trabajo de orden clasificatorio y de contenido que resulta de ayuda para siempre. El trabajo de la comisión bibliográfica es, pues, como un ancla de la temática que se quiere trabajar, así que es fundamental que esté bien constituida y haya pasión en la faena.

Si partimos de la base que en el psicoanálisis, más que de la exposición o el acceso a un saber, de lo que se trata es de causar un deseo entorno a ese saber o al desciframiento de los textos psicoanalíticos. ¿Qué importancia adquiere la transferencia de trabajo en este sentido?

Héctor García: Quiero hablar del trabajo por un lado y de la transferencia por otro, porqué me parece que la transferencia de trabajo no es una cosa tan fácil de obtener. Es más, en ocasiones en el Campo Freudiano usamos con excesiva ligereza el término transferencia de trabajo. Al inicio está la transferencia y eso, sin duda, lleva al trabajo, pero la transferencia de trabajo es aquella que toca el síntoma propio. Que las dos cosas se aúnan no es tan sencillo. Para la comisión bibliográfica de la Conversación partí de la transferencia que tengo con Rosa que me invitó a participar. Sin embargo -tal vez porqué no es un tema que para mí se diera en ese momento como el más adecuado- hubo una dificultad para producir una auténtica transferencia de trabajo en la comisión. Hice mi trabajo más por el lado de las referencias bibliográficas en el sentido universitario, pero no conseguí que aquello que propuse me tocara de manera auténtica.

Creo que la mayoría de vosotros, sino todos, habéis pasado por la universidad. ¿Qué diferenciaríais de vuestro paso por esa institución a la experiencia que uno puede adquirir interesándose por el discurso psicoanalítico?

Soledad Bertrán: Hay diferencias. Por un lado, está lo que ofrece la universidad hoy en día que es ese saber expuesto, ese saber que se basa en acumular y en el ideal que un día uno sabrá suficiente y podrá acceder a una enseñanza o a una docencia. Para mí, lo que tuvo de shock de encontrarme en la Tétrada, fue algo de un discurso que tocaba al cuerpo, algo que de alguna manera agujereaba, atravesaba y sobre todo hacía pregunta. Mi experiencia en la Tétrada estuvo todavía muy ligada a esa costumbre que yo tenía, como estudiante universitaria, de no poder interrogarme suficientemente. Pero esa experiencia me dio una base. A partir de ahí, me dirigí más hacia la Escuela. Creo que hay algo de la transferencia que hace puente entre la Tétrada y la Escuela.

Mari Cruz Fernández: Para mí, la transferencia de trabajo con el psicoanálisis está ligada con mi análisis mismo. De hecho, cuando hice la Tétrada en Madrid no había ido aún a la universidad. Fui a la universidad después, y me resultó muy fácil al lado de lo que para mí representaba trabajar con los textos de Freud y de Lacan. Cuando tengo que trabajar con ellos siempre siento como un agujero que intento construir leyendo, hasta que hay un buen encuentro y puedo decir algo de aquello que he leído.

Andrea Freiria: En mi experiencia sobre el paso por la universidad o por el Instituto del Campo Freudiano, hay algo que se diferencia mucho que tiene que ver con esta referencia que daba ahora Rosa sobre de qué manera se puede dar algún tipo de aprendizaje sobre algún tema. Para mí, hubo una diferencia muy radical. Entrar en el Instituto implicó dejar de entender muchas cosas, dejar de funcionar de una manera. De ahí a poder entrar en lo que llamamos la transferencia de trabajo, ha habido todo un recorrido. La enseñanza del psicoanálisis y la transferencia de trabajo, además de implicar otra lógica, implican también ceder algo más de uno mismo. Creo que es un trabajo que siempre ha ido acompañado por mi análisis propio y por la experiencia más a nivel de cuerpo, como dice Soledad.

Rosa Maria Calvet: Jacques-Alain Miller hace una reflexión interesante sobre el uso de las referencias que hace Lacan y que se publicó como "Las referencias del seminario La angustia, "piezas sueltas"". Comenta que, de alguna manera, las referencias son el antiobjeto a, pero que al mismo tiempo son como una pieza suelta, exactamente igual que el objeto a. Él dice que las referencias que hace Lacan son como piezas sueltas que ha arrancado de su referencial y pueden reemplazarse, o no. Es exactamente lo mismo que hace Miller cuando lee a Lacan. Lo que plantea Miller cuando Lacan habla, en el seminario de la angustia, del rasgo unario es que cada referencia está, en realidad, del lado del objeto a. Es decir, él también arranca del referencial esta referencia que he citado antes, y le da una nueva lectura. Miller toma un ejemplo de Freud y dice que, una vez Lacan lo ha citado, ya no parece el mismo. El seminario de la angustia produce un efecto muy impactante porqué Freud relaciona la angustia con la pérdida de objeto, mientras que Lacan toma el texto para introducir la aparición de la angustia con la presencia del objeto. A pesar de que parece que sean tesis contrapuestas, la lectura con profundidad de lo que plantea Lacan, permite situar una relación entre lo que plantea Freud respecto a la angustia y lo que plantea él mismo. Así pues, Miller dice que lo que a Lacan le interesa de la referencia es la manera en que se inscribe en una argumentación, es decir, ni el método del catálogo, ni mucho menos, el método del análogo. Se trata de un pragmatismo en la referencia que le sirve, precisamente, para tratar este resto de real que no es significable. De pronto, esta lectura que hace Miller me da una luz distinta de por qué Lacan, en medio del seminario de la angustia -algo que no puede pasar por la cadena significante-, empieza a hablar de las dificultades en la transmisión de la enseñanza. Hasta hace poco, no había captado este punto. La angustia es algo que, siendo un acontecimiento de cuerpo, no puede pasar por la cadena significante y Lacan introduce, precisamente ahí, la cuestión de la enseñanza.

Laura Canedo: Te respondo como participante de la SCB, aunque hace de esto ya más de 20 años. Destacaría dos cuestiones; una, la experiencia del trabajo de conceptos, eso fue algo novedoso que, al menos en mi caso, no había hecho de forma habitual y rigurosa en la Universidad. Y lo segundo, de igual importancia, la presentación de casos, el compromiso de dar cuenta de mi práctica cuando me iniciaba en ella. Cada vez que se construye un caso, se pone en juego el trabajo de conceptos, a la vez que se cuestiona la posición del practicante (desde dónde interviene, a qué apunta cada intervención, cuál es la orientación de la cura). Eso tuvo efectos de encuentro y de formación.

¿Qué destacaríais sobre los efectos subjetivos de la experiencia como docente?

Rosa-Alba Zaidel: No hay enseñanza posible si el enseñante no está en posición de analizante, es decir,que aprende sobre su propia falta y sobre sus propios agujeros. Cuando es así, hay algo para transmitir. Cada vez que esto se trata de regular de manera estática, se produce lo que se llama el saber muerto: el que escucha, en lugar de sentirse vivificado por lo que recibe, se siente mortificado. Esa vivificación del saber, incluso bajo la fórmula del sujeto supuesto saber, solo es posible sien el momento de ocupar esa función de enseñante, se tiene en cuenta este rasgo fundamental.

Héctor García: Asumir hablar de algo sin tener garantía, no me parece sencillo, pero así empecé a enseñar psicoanálisis en la facultad de Psicología de la Universidad de Barcelona. Fue en un seminario piloto, un seminario que tenía el acuerdo pero no un reconocimiento institucional. Para mí, esa fue una experiencia de tratar de mantener la distancia adecuada del agujero. La angustia estaba presente en cada cosa que yo decía. Era un momento relativamente difícil de mi vida y dediqué muchas horas a cada clase con la responsabilidad de tratar de poner algo de mi cuerpo en cada clase. No fue para nada fácil. De hecho, el segundo año me fue más sencillo porqué yo estaba más vestido. Trabajé, pero lo hice de una manera más alegre, había menos cuerpo en juego y el agujero estaba más lejos. Pienso que pude ser mejor escuchado este segundo año cuando justamente en el primero la angustia estaba más presente. El segundo año fue más entretenido, más ligero, lo imaginario estaba más presente y me resultó más agradable. No sé si transmití mejor o peor, pero para mí fue más liviano.

Rosa Maria Calvet: Me parece que llevamos 30 años en la Sección Clínica de Barcelona. Cuando pienso que llevo 30 años enseñando en la SCB no me identifico a eso. Creo que ahora enseño para aprender. No fue así antes. Creo que lo que me permite enseñar para aprender es que me aliené tranquilamente a los significantes de Lacan. No tuve ningún problema en eso y creo, incluso, que en ocasiones dije cosas que no sabía exactamente lo que estaba diciendo, que no entendía, en el sentido analítico del término. ¿Qué quiere decir que se enseña en posición analizante? Es verdad que es algo que dice Lacan, pero no se enseña exactamente en posición analizante porqué esa es la libre asociación y la transmisión del psicoanálisis cuando se está en la Sección Clínica, cuando se está en la Escuela, no es la de la libre asociación. Siguiendo lo que dice Lacan, diría que se enseña en posición analizante, teniendo en cuenta la ética del bien decir. Al fin y al cabo Lacan, en un momento muy particular de la Escuela Freudiana de Paris, organiza su enseñanza fuera de la Escuela para poder tener un lugar donde un saber pueda ser expuesto. En posición analizante, uno habla de una verdad y después trata de articular eso en términos de saber. Si enseñar desde una posición analizante es lo que acabo de decir, que enseño para aprender, estoy de acuerdo, lo suscribo, pero he necesitado años para llegar a eso.

Ahora que comentabais este tema de la posición analizante. ¿Qué importancia tiene el análisis en el deseo de formarse o de transmitir el psicoanálisis?

Soledad Bertrán: Justamente hacía alusión a eso antes cuando comentaba la posición universitaria. En mi caso, primero estuve en la Tétrada y pensaba que algún día ya me analizaría. Yo estaba allí sentadita escuchando y tomaba notas. Un día, Héctor me dijo que era la alumna perfecta y me quedé dando vueltas a eso. Me di cuenta de que no quería ser la alumna perfecta y puedo decir que hubo una grandísima diferencia cuando empecé a analizarme, porque pude empezar a escuchar lo que yo decía y sobre todo a leer de otra manera. La misma entrada en análisis implicó sobre todo empezar a hacerle resistencia a ese no querer saber, cosa muy difícil si uno no se analiza. No sé si se puede atravesar el no querer saber si uno no puede analizarse. Sin atravesar eso, no veo realmente cómo uno podría estar en el discurso analítico.

Rosa Maria Calvet: El no querer saber está siempre. La cuestión es: primero, saberlo y después,cómo uno puede operar contra ese no querer saber.Leía hace unos días un seminario de Lacan en el que decía: yo no quiero saber, pero mi no querer saber es distinto del de ustedes. Dado que hay la represión primaria, o el sinthome en términos más actuales, siempre hay un no querer saber. Tal vez ligo eso que decías tú, Soledad, con lo que decía antes de que ahora enseño para aprender. Si no partes de una ignorancia ¿cómo vas a aprender? En referencia a la ignorancia, tenemos la crasa y la docta. Supongo que la crasa está más del lado del no querer saber, no querer saber sobre la castración -no hay otro no querer saber-, mientras que la docta tal vez seria ir trabajando el sinthome mientras el cuerpo aguante.

Andrea Freiria: Obviamente, el análisis es una de las patas fundamentales de ese trípode, pero me parece que, tal y como se estructura la enseñanza y la transmisión en psicoanálisis, es imposible que no agujeree. En otros dispositivos como el cartel, me he encontrado que también apuntan a otro tipo de lectura y a trabajar la cuestión de otra manera. El análisis acompaña eso, pero, para mí al menos, sin pasar por otros dispositivos no sé si hubiera podido llegar al punto en el que estoy ahora.

Mari Cruz Fernández: Se me ocurre que la relación al saber también tiene que ver con la posición subjetiva de cada uno. Creo que no es lo mismo tener un síntoma que tiene que ver con el pensamiento, que un síntoma que tiene que ver con el cuerpo. Quizás con uno relacionado con el pensamiento, sea más fácil poder tener un saber académico, hacer ver como que se sabe de eso.

Rosa-Alba Zaidel: Tu pregunta me hace pensar en una reflexión sobre el discurso universitario que hacía Miller. En el discurso universitario el amo está escondido. El discurso universitario produce objetos para un amo que está escondido. Me parece que sin análisis cualquier estudio derivaría -con el condicional, no siempre- en una producción cuya directriz es inconsciente. El sujeto que hace esa producción no sabe para qué lo hace, ni por qué. En realidad podría llevar la fórmula al límite y decir que sin análisis, por más que estudies a Freud y a Lacan, por más que los leas y los conozcas de memoria, derivarás hacia el discurso universitario, que es una producción de la que no sabes ni para qué, ni por qué estás tú allí.

Precisamente Lacan, cuando formula los cuatro discursos habla de la transmisión y del concepto de autoridad: "La transmisión no es posible por la vía de la mera autoridad (discurso del amo), tampoco por la del saber acumulado (discurso universitario), ni por la idealización del analista (que lo desvía de su lugar real)". ¿Qué autoriza a alguien en la transmisión del psicoanálisis?

Laura Canedo: El nudo que se teje al haber avanzado en el propio análisis unas cuantas millas, las suficientes como para poder haber recorrido un caso, al menos el propio, habiéndolo visto desde diferentes prismas. Este recorrido permite poder leer, en lo que trae cada analizante, en cada texto, “descontaminado” en cierta medida de la propia matriz de interpretación. Tomo el término leer, porque es de eso de lo que se trata. Siempre estamos aprendiendo a leer; en los textos, que siempre en algún punto me sorprenden, cada vez que vuelvo a ellos. Es a leer a lo que se aprende en el propio análisis, en los textos, en el control, y todo ello forma un nudo, quizás una trenza. La autorización es el producto de una trenza.

Rosa Maria Calvet: Para volver a estas puntuaciones que hace Miller en cuanto a la transmisión, Lacan solo tiene una referencia: Freud. Según Lacan, la referencia autoridad -otro de los sentidos de la referencia- remite a un texto. Me parece que esta, es una acepción. No es que en el discurso universitario haya una autoridad y en el discurso del psicoanálisis no la haya, también existe, pero la autoridad la tiene el texto. Para nosotros la autoridad es Freud y Lacan. Y como no hay dos sin tres, no veo por qué no podemos añadir también a Miller. Nuestra autoridad es Freud, Lacan y Miller, en tanto que son portadores de un texto.

Rosa-Alba Zaidel: Lo primero que se me ha ocurrido es la burocracia en el sentido de que en el Instituto del Campo Freudiano, para optar a enseñar, primero hay que haber presentado y defendido la memoria, el Diploma de Estudios Avanzados (DEA), la tesis doctoral. El límite por debajoes dar muestra del compromiso con la investigación. Esa seríala autorización de la estructura que el Campo Freudiano puso en marcha en España hace más de 30 años, para dar lugar luego al uno por uno. No todo el que hace una investigación obtendrá la autorización para enseñar. Hay una selección que tiene que ver con el compromiso del sujeto en una transmisión. En ese sentido, los nombramientos en la SCB son muy puntuales, muy de tiempo en tiempo, porqué depende mucho del desenvolvimiento que haga el aspirante con relación a esto que venimos hablando aquí, del enseñar aprendiendo y de los efectos de este trabajo en los que le escuchan. Por eso hay una serie de pasos que son las colaboraciones, y por eso hay distintos lugares, además de la investigación, donde poder desenvolverse. Eso es lo que se me ocurre para saber cuál es la parrilla de funcionamiento del Campo Freudiano. Ahora bien, si ese que ha sido elegido está realmente autorizadopara enseñar no lo sé, el movimiento se demuestra andando.

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