XVII Conversación Clínica del ICF-E. "Presencia del analista en la cura"

Bibliografía

Semana del 27 de febrero al 5 de marzo

Berggasse 19

Esta era la dirección donde puntualmente Sidonie Csillag asistía cada tarde luego del almuerzo, intentando ser puntual ya que el “profesor sino se disgustaría”. A través del libro “Sidonie Csillag, la joven homosexual de Freud” de Reider y Voigt  nos adentran en una Viena sufriendo los efectos de la postguerra, donde resultaba difícil conseguir divisas y una consulta de un padre, empresario reconocido de la época “explotador de crudo”, solicitando el tratamiento de su hija.

Es en torno a la transferencia y sobre el seminario 4 de Lacan “ La relación de objeto”, donde me gustaría realizar una serie de reflexiones relacionadas al tema de nuestra conversación : “Presencia del analista en la cura”.

Sin duda,  La “Psicogénesis de un caso de homosexualidad femenina”, escrita por Freud en 1920,será nuestra guía de notas.

No me adentraré en la anamnesis del caso, a cambio os invito a la lectura de la bibliografía de la joven, como la que mencionaba anteriormente o bien la de Jean Allouch “La sombra de tu perro” con dos ensayos: “Homosexualidad femenina y psicoanálisis” donde pone el acento en la posición de analista de Freud que lo lleva por un lado a no cuestionar la demanda del padre y por el otro a precipitar el fin del tratamiento. El segundo ensayo “Amar como amo” hará hincapié en la estructura de la Sidonie junto al discutible pasaje al acto, en el intento de suicidio.

Me preguntaba, si debería haber insistido Freud, sobre una  primera rectificación subjetiva, como lo hizo en el caso Dora, y como desarrolla Lacan en Escritos 2 “ La dirección de la cura y los principio de su poder”: paso previo a la instalación de la transferencia: ¿Ud que tiene que ver con este juego de personajes, padre, madre y la baronesa Leonie von Puttkamer? En lugar de incorporarse al juego del incauto, Freud se interesa por el engaño y la mentira del sueño que le procura indicios de transferencia positiva, esos sueños en los que la joven se casa y tiene hijos. Freud descubre que se trata de un engaño similar al engaño del padre y que esa era su significación transferencial, engañarlo a él como lo hacía con su padre. Ello conduce a precipitar la finalización de la cura.

Freud entra en un juego imaginario. Es en este punto donde nos remitimos al Lacan de 1958, interesado en la dirección de la cura y en las intervenciones de analistas  que incluye a lo largo de todo el Seminario 4: “En el análisis, nos encontramos en el orden de la mentira y la verdad.(...) Esto lo ve muy bien Freud. Pero al parecer algo se le escapa, a saber  que se trata de una verdadera transferencia y se le abre la vía de la interpretación de un deseo de engañar… ¿cómo lo interpreta? Le dice a la chica que pretende engañarle como suele engañar a su padre. El resultado es que en seguida corta en seco lo que él mismo había realizado como la relación imaginaria… Como sí lo está e interpreta demasiado precozmente, introduce en lo real el deseo de la chica, cuando solo era un deseo y no una intención de engañarle. (...) Opera con la paciente ..., dándole a la cosa un rango simbólico.”

Lacan nos enseña no solo la importancia de la articulación entre simbólico e imaginario operando en la transferencia, sino también lo precoz de algunas intervenciones, aún cuando el paciente no está preparado para recibir tal interpretación o bien por no estar instalado en la transferencia: Advierte Lacan: “ Cuando hablamos de transferencia, cuando algo adquiere su sentido al convertirse el analista en el lugar de la transferencia, es precisamente en la medida en que se trata de la articulación simbólica propiamente dicha, y ello, por supuesto, antes de que el sujeto la haya asumido, como puede verse aquí en lo que es un sueño de transferencia”.

Cabe mencionar que nos encontramos con un Lacan orientado por lo simbólico y lo imaginario en esta época, donde lo real tenía un estatuto diferente al de su última etapa.

No obstante es importante subrayar, la importancia del desciframiento, si concierne o no de acuerdo a la instalación de la transferencia y de qué lado del  juego se incorpora el analista.

En Dora justamente el binomio imaginario - simbólico instalado en una de las últimas intervenciones de Freud, es justamente el contrario, precipitando la finalización del tratamiento.

En la misma línea, Lacan realiza un paralelismo interesante en este sentido, de la joven homosexual y el caso de Anna Freud de una niña de 2 años y 5 meses que se ha dado cuenta que los niños tienen un hacepipi a manera de observación a través de una fobia cuando una noche la niña se despierta presa del terror por un sueño acerca de un perro que quiere morderla. Anna Freud interviene diciendo que todas las niñas son así: Menciona Lacan: “Esto puede dar la impresión de ser una reducción a lo real, pero no lo es. La niña sabe muy bien que ella no tiene falo, pero no sabe que eso es la norma. Esto es lo que le enseña el terapeuta. Así, hace pasar la falta al plano simbólico de la ley”. Entonces Lacan nos enseña: “ Hacer intervenir un elemento que no se inscribe en la estructura simbólica del sujeto, precipitar mediante la palabra, en el plano simbólico, determinada relación de sustitución imaginaria ante algo que el sujeto vive en ese momento de forma totalmente distinta, supone ya sancionar una organización, otorgarle una especie de legitimidad. Esto es literalmente la consagración de la frustración, instaurarla en el centro de la experiencia”.

Carolina Salinas

  1. Lacan, Jacques. Seminario 4 “ La Relación de Objeto” Paidos. (capítulo VI “La primacía del falo y la joven Homosexual”)
  2. Lacan, Jacques. Escritos 2. “ La dirección de la cura y sus principios de poder”. Siglo Veintiuno.
  3. Rieder Ines y Voigt Diana. “Sidonie Csillag, la joven homosexual de Freud”. El cuenco de Plata editorial.
  4. Allouch Jean, “La sombra de tu perro”. El cuenco de Plata Editorial.

El caso Dick

La importancia de la formación de simbolismo en el desarrollo del yo.
(1930). Obras Completas. RBA coleccionables S.A. 2006
Caso Dick
Melanie Klein.

En su artículo, “La importancia de la formación de símbolos en el desarrollo del yo”, M. Klein, introduce el análisis del caso de un niño; el caso Dick, para mostrar que existe una etapa temprana del desarrollo mental, en la que el sadismo ocupa un lugar fundamental. “ El fin predominante en el sujeto es apoderarse del contenido del cuerpo de la madre y destruirla con las armas que el sadismo tiene a su alcance”1.

Este planteo se sostiene en la premisa de que M. Klein considera que el conflicto edípico se produce muy tempranamente y que comienza en este período donde prevalece el sadismo.

La angustia en el niño se produce porque teme ser castigado por los “ padres unidos” y a la vez esta angustia se internaliza por la introyección oral sádica de los objetos; dirigiéndose al superyo temprano. Según M. Klein esto resulta muy abrumador para el niño; es desencadenante de una angustia devastadora y nos dirá que esto pondrá en marcha los mecanismos de defensa más primitivos del yo.

A medida que el yo va evolucionando, se establecerá gradualmente a partir de esa “realidad irreal” una verdadera relación con la realidad. Es decir que el desarrollo del yo y las relaciones con el mundo exterior dependerán de la capacidad del yo desde una etapa muy temprana, para soportar y tolerar los diferentes niveles de angustia a los que se ve sometido el yo. Se tratará según M.Klein de conseguir cierto equilibrio entre los distintos factores en juego.

Es por tanto que en el caso Dick esto último, habría fracasado.

El caso Dick, nos muestra la extrema precariedad simbólica de un niño de 4 años, que M.Klein describe como “un caso en donde existía una desusada inhibición en el desarrollo del yo… faltaban casi completamente la adaptación a la realidad y relaciones emocionales con su ambiente. Este niño, Dick era indiferente a la presencia o ausencia de la madre o niñera. “

Lo describe como un niño que no mostraba interés alguno, y su comportamiento carecía de sentido y propósito; en su descripción mencionará también una importante torpeza motriz y un alto grado de insensibilidad al dolor.

Como lo señala Lacan en el Seminario 1; de lo que se trataba para Dick era que justamente estaba “enteramente en la realidad en su estado puro, inconstituida…enteramente en lo indiferenciado” es decir, se trataba de un fracaso inicial en la constitución de la identificación primaria y por tanto, la falta de un primer correlato simbólico se hacía más que evidente.

A pesar que el niño esboza algunas palabras, podemos decir que no se ha apropiado del lenguaje, no lo ha hecho suyo; porque siguiendo a Lacan en este seminario, Dick “no pronuncia ningún llamado…el lenguaje no se ha enlazado a su sistema imaginario, cuyo registro es extremadamente pobre… para él lo real y lo imaginario son equivalentes”2

No hay duda que la introducción de los tres registros; simbólico, imaginario y real, permiten un ordenamiento teórico de los conceptos psicoanalíticos; pero que fundamentalmente nos introducen en una clínica que abre a una escucha diferente y que ubica el lugar del analista en una posición claramente orientada tanto en la transferencia como en el modo de hacer con la interpretación. Ya en este seminario, Lacan insiste en que “nada puede comprenderse de la técnica y la experiencia Freudiana sin estos tres sistemas de referencia”3.

Se destaca entonces la posición de M. Klein con sus interpretaciones en este caso; hay que remarcar que ella manifestará sus dificultades para acercarse a Dick y que de alguna manera intentará tentativas de acercamiento mediante sus interpretaciones, derivadas de su dificultad de comprensión de los movimientos de Dick. Así nos dice Lacan “no es lo mismo interpretar que imaginar comprender…”4

M. Klein expresa, que la primera vez que vino Dick a su consulta, no mostró interés alguno por los juguetes, ni mostró afecto tampoco, cuando su niñera lo dejó con la analista.

Su interpretación inicial  ante la indiferencia de Dick fué la siguiente: “ Tomé entonces un tren grande, lo coloqué junto a uno más `pequeño y los designé como “tren papito” y “tren Dick”. Entonces él tomó el tren que yo había llamado Dick, lo hizo rodar hasta la ventana y dijo: “estación”. Expliqué: La estación es mamita ; Dick está entrando en mamita”. Dejó entonces el tren, fué corriendo hacia el espacio formado por las puertas exterior e interior del cuarto y se encerró en él diciendo: “oscuro” y volvió a salir corriendo. Repitió esto varias veces. Le expliqué: “ dentro de mamita está oscuro. Dick está dentro de mamita oscura”5.

A partir de esa interpretación Dick comienza a preguntar por la niñera, respondiendo M. Klein que vendrá pronto. Esto mismo y su interés por la llegada de su niñera empieza a ser constante en las sesiones posteriores.

Hay que decir que sus interpretaciones posteriores siguen la misma orientación; derivadas de su teoría de un Edipo temprano y la cierta elaboración de la angustia que según Klein, permitió restablecer cierta relación con la realidad, llegando a “abrir las puertas de su inconsciente.”

¿Que ocurre verdaderamente?

Lo que nos dice Lacan de esta interpretación inaugural de M. Klein, bajo la imposibilidad evidente de llegar al niño por la vía del juego por ejemplo, es que introduce a Dick en el lenguaje. Es decir, lo que aporta M. Klein con esta interpretación salvaje “bruta”, es inyectarle simbolización; más concretamente “simbolización del mito edípico” que permite a Dick, aunque de manera precaria, entrar en el discurso. Es a ello a lo que Lacan refiere cuando nos enseña que “el inconsciente es el discurso del Otro”.

Entonces se observa que opera un cambio; el niño comienza a llamar a su niñera; pues hasta entonces, sabemos que Dick era completamente indiferente a la presencia del Otro; para él daba exactamente igual; sin embargo desde esa interpretación inaugural, el niño exigirá la presencia de la niñera y por tanto el esbozo de una llamada al Otro se hace presente.

Lacan dirá: “Este es un caso donde esta formula es absolutamente evidente. No hay en el sujeto ningún tipo de inconsciente. Es el discurso de M. Klein, el que injerta brutalmente, en la inercia yoica inicial del niño, las primeras situaciones de la relación edípica.”6

No hay que negar que esta extrapolación simbólica, introducida como interpretación, lejos de ser una conceptualización acertada de lo que le ocurre a Dick, y mas cerca de ser entre otras cosas, una confusión fundamental introducida bajo la  idea de un desarrollo primitivo del yo; confusión ésta entre ego y sujeto; ahí donde el niño nada en un horizonte de más puro real; real primitivo, nos dice Lacan aquí; vemos que a pesar de ello, algo de esa interpretación se hace escuchar y su efecto permite a Dick comenzar a humanizarse.

Ruth Pinkasz.
Miembro de la ELP y AMP.

  1. M. Klein. La importancia de la formación de símbolos en el desarrollo del yo. 2006. RBA. pag.236
  2. J. Lacan, El seminario. Libro 1. Los escritos técnicos de Freud. E. Paidós. pag 136
  3. J. Lacan, Idem. Pag 119
  4. J. Lacan. Idem, pag 120
  5. M. Klein, Idem. pag 242
  6. J. Lacan, Idem. pag 137