XVII Conversación Clínica del ICF-E. "Presencia del analista en la cura"

Entrevistas

Entrevista a miembros de la Comisión Bibliográfica de la Conversación Clínica 2017: "Presencia del analista en la cura"

Podríamos resumir la orientación del trabajo en esta frase de Lacan: 'llevar al lector a una consecuencia en la que sea preciso poner de su parte'.

Por Marta Berenguer

En tiempos de virtualidad hipertrofiada, retornar a los textos y al papel parece un actividad de tiempos pasados, pero como decía Confucio sólo se puede "comprender lo nuevo, reanimando lo viejo". Quizás sería ese el mejor acto a la hora hacer un elogio de la lectura. Por supuesto que se puede leer en una pantalla -¿dónde estaría sino usted leyendo este texto?- cada vez lo hacemos y lo haremos más a menudo. Sea nuestra lectura en papel o en digital, lo que sí es claro es que -del mismo modo que no es posible hacer un análisis a través de un dispositivo electrónico- en la lectura, siguiendo a Lacan, es preciso que uno tenga que poner de su parte. En la Comisión Bibliográfica de la Conversación Clínica de este año: 'Presencia del analista en la cura', cinco personas han entrado en su propia biblioteca para retomar lecturas, seleccionar textos y plantearles algunas cuestiones. En esta entrevista les preguntamos qué orientación han seguido y algunas reflexiones entorno al comentario de textos en psicoanálisis. ¡Pasen y lean!

¿Qué destacarías del proceso de trabajo que habéis seguido cada uno de los miembros de comisión bibliográfica de la Conversación Clínica - 2017 dedicada al tema: 'Presencia del analista en la cura'?

Ruth Pinkasz: Lo que destacaría como parte fundamental del proceso es el encuentro con los textos bajo la orientación de su título: "presencia del analista en la cura". Para mí, y eso he intentado transmitir a mis compañeros, siempre se ha tratado de mantener la premisa sobre la mesa: "la presencia del analista, en tanto presencia con cuerpo"; palpable desde los textos freudianos y, fundamentalmente, visible en la enseñanza de Lacan: primero en su forma de conceptualizar la transferencia y la interpretación como ejes fundamentales de la "presencia del analista"; y resaltado en la segunda parte de su enseñanza, ya bajo la orientación por lo real. Es una especie de "cuerpo a cuerpo" con los textos, en tanto que algo siempre se escapa. Lo que es toda una enseñanza y permite disfrutar de este trabajo.

Lorena Oberlin: Para empezar, hubo una doble coordinación en esta comisión que funcionó acertadamente entre sí, a juzgar por los efectos de causa en los demás participantes. Esa coordinación orientaba, puntuaba y fundamentalmente acotaba, con un estilo de intercambio que funcionó haciendo de pantalla a la urgencia, mientras lograba un tempo constante y agradable.
Por otro lado, el trabajo entre varios hacia un mismo objeto fue posibilitador de un tiempo de elaboración con la particularidad una soledad-compartida.
Por ello quizás lo más relevante para mí fue la constatación de cómo ese "cada uno" de la pregunta, si interesa es por la singularidad, pero también por el Otro que habilita, haciendo posible una transferencia de trabajo decidida que descompleta cualquier posible efecto de grupo.

Trinidad Cámara Palop: El tema de la Conversación de este año siempre me ha interesado. Por lo que, cuando me invitaron a participar en el trabajo preparatorio a la misma, me pareció una buena ocasión para profundizar y hacerlo, en particular, a la luz de la última enseñanza de Lacan. Se nos ha dado total libertad para que cada cual abordara el trabajo como quisiera, atendiendo la particularidad de cada uno. Al mismo tiempo he de destacar la buena labor de coordinación de Ruth Pinkasz y Carolina Salinas que nos ha mantenido en contacto continuo, animando y orientando el trabajo, haciendo sentir el espíritu de trabajo en grupo.

Mari Cruz Alba: Del proceso de trabajo de la Comisión Bibliográfica destacaría dos aspectos: uno, la coordinación del grupo, que ha sido impulsora del trabajo y totalmente respetuosa con el proceso de cada uno de los miembros de la Comisión. El otro, el empuje que tuvo la propuesta de trabajo, que dio lugar a la elaboración de un material muy interesante por parte de mis colegas. Personalmente fue un reto de trabajo, de lectura y escritura.

Adrián Buzzaqui: Una forma de trabajo novedosa, articulada entre los compañeros y a la vez en soledad, con los textos, las ideas y las reflexiones. Inicialmente el tema me parecía impreciso. "Presencia del analista" no constituía una referencia demasiado explícita. Sin embargo, en el desarrollo de la lectura, la problemática iba tomando cuerpo: presencia del analista, en relación con el deseo del analista y con su posibilidad de ser colocado también como sinthome.

¿Qué orientación se ha tomado para realizar el trabajo de esta comisión?

Carolina Salinas: la idea de "un estilo" lacaniano, propuesto en la "Obertura de esta recopilación" de los Escritos 1, ha señalado en gran parte la orientación de este trabajo. Lacan cita al Conde de Buffon en su discurso de ingreso a la Academia Francesa: "el estilo es el hombre mismo". Introduciendo un Conde de Buffon "en el que el huésped no le cede nada a su visitante". Difiere Lacan en ese sentido, alargando la frase de Buffon: "El estilo es el hombre…: el hombre al que uno se dirige".
Es en torno a la trasmisión, en donde Lacan pone el acento sobre la primitiva relación entre el sujeto y el Otro, operando ésta como efecto de verdad y quedando planteada la problemática de los efectos sobre la estructura del sujeto a quien va dirigida. Allí se encuentra el desafío y orientación del trabajo de la comisión. Porque se corría el riesgo de quedar del lado del reportaje Buffonesco: "en el que el huésped no le cede nada a su visitante".
El verdadero reto lo hemos encontrado en no perder de vista que el sujeto lector "se haga referencia segura" y en definitiva, como dice Lacan al final de la obertura: "llevar al lector a una consecuencia en la que sea preciso poner de su parte".

Ruth Pinkasz: en la apertura del Seminario 1, Lacan dice: "el pensamiento de Freud está abierto a revisión. Reducirlo a palabras gastadas es un error. Cada noción posee en él vida propia. Esto precisamente es lo que se llama dialéctica". Diría entonces que la orientación es una permanente "dialéctica de trabajo" con los textos y con el grupo de la comisión bibliográfica.

Lorena Oberlin: Bajo la convocatoria inicial "presencia-analista-cura" fue difícil particularmente no sentirme concernida; pero en cuanto el trabajo avanzaba aparecía el reverso de la presencia, notaba que iría y vendría por la evocación de un Otro que no responde, ¡ni existe! Y aún más, el analista se volvía poliédrico según las diversas indicaciones de Lacan y otros autores; y hasta la cura será tal si prescinde del poder que la presencia del analista encarna para ser eficaz. La construcción de los flashes vino en auxilio señalando la orientación: "representar algo para alguien, eso es precisamente lo que hay que romper. Porque el signo que hay que dar es el signo de la falta de significante". Lacan en el Seminario 8, pág.267.

Trinidad Cámara Palop: el tema de la Conversación: "Presencia del analista", tomado como enunciado, nos ha orientado en la producción de una enunciación, según el deseo de cada uno; es decir, situados cada uno de nosotros como analizantes, surgen las respuestas ante la pregunta "qué quiere el Otro de mí", formulados, bien en interrogantes, bien en comentarios de texto.

Adrián Buzzaqui: me he encontrado concernido en diferentes momentos en el trabajo sobre las preguntas y los flashes. La elaboración de las preguntas y la selección de flashes coloca una tensión entre lo que se sabe, el saber ya sabido y aquello que excede, ya sea por desconocimiento del tema en juego, ya sea parte de la propia división del sujeto. En todo caso, ha conformado algo satisfactorio, me ha permitido avanzar en algunas elaboraciones que han colocado el tema, a mi parecer, de otra manera.

La selección de referencias bibliográficas no es un trabajo fácil. Miller comenta en 'Introducción a 'Variantes de la cura-tipo'' algo bien interesante respecto al comentario de textos en psicoanálisis: "el texto se pone en el lugar del Otro, A, y las preguntas que podemos pensar plantearle al texto, en realidad, es el texto mismo quien nos las propone a nosotros". Siguiendo esta orientación, ¿de qué manera habéis seleccionado los textos y planteado las preguntas?

Ruth Pinkasz: el encuentro con los textos bajo la orientación de su título permitió en primer lugar acercarme a las preguntas bajo la idea de lo novedoso, en el sentido de una revisión; esto es, una mirada más; a la luz de una nueva aportación, redescubierta en el intercambio del uno por uno con el texto. Es esto lo que la comisión, a mi entender, ha querido transmitir en su labor de formular las preguntas.

Lorena Oberlin: un Otro barrado que interroga, según creo leer en esa cita. Coincido con ese señalamiento de Miller por la forma en que se ha ido decantando para mí, pregunta tras pregunta, el tiempo de comprender: como si justo allí, no antes ni después -aunque el Otro esté implícito- la interrogación tomará la forma de una interlocución, a veces de un diálogo en soledad que pudo llegar hasta lo cómico en alguna escena cotidiana.
Dicho lo anterior, y quizás por eso, se conjugaron dos modalidades de trabajo, dejarme guiar por el texto estando atenta a la interrogación que me produjera, pero también ponerlo en tensión con temas de interés particular. Así, en alguna ocasión el proceso se invirtió llevándome a buscar respuestas a determinadas preguntas como paso intermedio de elaboración.

Mari Cruz Alba: estoy totalmente de acuerdo con Jaques-Allain Miller: es el texto el que te lleva a la pregunta, al cuestionamiento y a las asociaciones. Fue a partir de las lecturas que aparecieron las preguntas. La selección de textos fue contingente, comandada por el significante "analista". Fui encontrándome con textos ya leídos y otros nuevos que esperaban su momento en la biblioteca, entre ellos uno que incluso su título coincidía con el de la Conversación "Presencia del analista", que había comprado tiempo atrás y cuya existencia no recordaba. Éste y otros, han sido excelentes encuentros de lectura.

Carolina Salinas: La presencia del analista era un tema de cierta amplitud, y se nos aparecía combinado en todo momento con otros conceptos fundamentales del campo analítico. Fue por ello que decidimos generar cuatro subítems, sin perder de vista la presencia del analista: Transferencia, Posición del analista, El cuerpo e Interpretación. Por ello comprobarán que la bibliografía razonada fue subdividida entre estos ítems.

A menudo se habla del deseo de saber. Pero en el fondo, al menos en mi opinión, el no querer saber está a menudo tanto o más presente, también en la lectura de los textos y cómo cada uno se aproxima a éstos. ¿Cómo se puede hacer frente a esta suerte de paradoja en el trabajo de referencias bibliográficas?

Mari Cruz Alba: se puede hacer frente de diversas maneras, incluso no hay la manera, más bien son las particularidades del deseo de cada uno el que hace de avanzadilla en este frente del no saber. Creo que en la aproximación a los textos se parte de lo que se sabe, que es un saber paradójico, porque, por un lado, para hacer una lectura de un texto es necesario tener ya un saber adquirido, pero, por otro lado, es ese saber ya adquirido el que filtra y quiere siempre comandar el acceso a un nuevo saber. Realmente es una suerte de paradoja.

Ruth Pinkasz: el deseo de saber funciona como el motor que dirige la aproximación a los textos; pero eso no garantiza un buen encuentro; más bien lo contrario. Sabemos también que comprender demasiado es una manera de mantener la ceguera. Tal vez es el "saber hacer" con ese desencuentro permanente, lo que posibilita que esa paradoja sea más transitable y productiva.

Adrián Buzzaqui: el deseo de saber no constituye un movimiento, continuo e indestructible. Antes bien, parece algo vulnerable, frágil, incluso discontinuo en el tiempo. En ese sentido, el trabajo sobre los textos, su lectura, su estudio y su comentario, se ven afectados por estas oscilaciones del deseo de saber. Lacan constató que ese deseo de saber que fundaba la experiencia analítica no era "irrompible", sino que se trataba de un largo recorrido, el tiempo de un análisis, para fundarlo. Sostener el deseo de saber frente al imperativo del goce será entonces el asunto a cuidar en ese trabajo sobre los textos.
En definitiva, quizá más que de una paradoja, se trata de algo constitutivo en la formación del psicoanalista: el trabajo sobre el saber, en una relación con los textos fundamentales y sus ulteriores despliegues por algunos analistas. Ese trabajo no es lineal, ni continuo, ni tampoco garantizado.

Trinidad Cámara Palop: el tema de esta Conversación Clínica ha sido tratado en multitud de espacios tanto de estudio como de investigación y desde distintas perspectivas, pero al plantearse como tema único y central sin más referencias, me ha dado una gran libertad para pensar desde donde quería abordar las preguntas, me ha permitido detenerme en aquellos textos en busca de esas cuestiones que me resonaban por ya leídas, por ya estudiadas, por ya oídas, siendo una oportunidad para profundizar en el tema, guiada por mi propio interés. Lo enigmático del texto se hace pregunta y su lectura detenida se torna respuesta, encontrando que pregunta y respuesta son la misma cara de una banda de Moëbius.

Lacan afirma en el Seminario I que "comentar un texto es como hacer un análisis". ¿Desde qué posición ha partido cada uno de vosotros para hacer los comentarios de las referencias bibliográficas que habéis trabajado?

Carolina Salinas: si antes mencionaba el "estilo" lacaniano en cuanto a la trasmisión, invitando a la reflexión, la herramienta con que se realiza esta invitación cobrará un valor especial: "el punzón que incide en la tablilla de cera", escribirá Jaime Labastida en su libro 'La palabra enemiga'. Recordaba entonces el "único trazo del pincel" de Shintao (pintor calígrafo del siglo XVII), inscribiéndose lo más singular de cada sujeto. Hay algo de caligrafía china en esta comisión, que pone en juego el rasgo absolutamente singular, la manera propia de cada autor, que se dirige al Otro, sin duda, para que le sea preciso poner de su parte. Tal vez el truco fue permanecer, o por lo menos intentar, y avanzar sólo hasta el borde, con el pincel del análisis propio.

Ruth Pinkasz: como se ha planteado en otra pregunta de esta misma entrevista "el texto se pone en el lugar del Otro" en ese sentido hay un Otro a quien va dirigida la interlocución, las idas y vueltas de ese intercambio ponen de relieve nuestra subjetividad; la elección misma de los comentarios bibliográficos son presencia de esto mismo. El recorrido de un análisis pone su impronta y eso se refleja en nuestro trabajo: la lectura de un texto, su comentario y el compromiso con él, muestra algo de ello.

Adrián Buzzaqui: la afirmación de Lacan, "comentar un texto es como hacer un análisis" puede ponerse en relación con lo que sostiene Miller [mencionado en la pregunta 3] "el texto se pone en el lugar del Otro, A, y las preguntas que podemos pensar plantearle al texto, en realidad, es el texto mismo quien nos las propone a nosotros". Desde ahí, puede entenderse como un trabajo de desciframiento, donde se trata de hacer responder al texto los que nos plantea, lo que nos suscita e interroga. Es un movimiento de ida y vuelta, a partir de nuestras preguntas iniciales -que ya constituyen respuestas-. Se trata de buscar lo que el texto propone y encontrar ahí sus propias respuestas.
Creo que podría tomar el trabajo realizado en la comisión bibliográfica como un inicio a la práctica de la disciplina del comentario.

Mari Cruz Alba: se enlaza con la respuesta anterior, en cuanto a la dimensión del deseo y sus particularidades, y es necesario un acto de soledad, de separación del Otro para que el deseo de saber asome en el horizonte. En cuanto al goce, qué duda cabe que siempre está presente, pero estando manos a la obra, engullida en el trabajo, el goce tiene menos exigencia y la dimensión imaginaria se tranquiliza. Creo que ésta ha sido mi posición de partida.

Lorena Oberlin: la aproximación a los textos fue bajo una fórmula deducida del análisis personal: la de agujerear el texto. Esta formulación condensa, para mí, dos aspectos esenciales: la alegría de descubrir que el texto no es un todo, sino que hay bordes por donde cernirlo, parcialmente (¡como no!); y un descubrimiento lógico creo ahora, pero que por un largo tiempo me había resultado paradójico: que sólo con la falta se puede hacer agujero.

Ruth Pinkasz (Alicante)
Psicoanalista, Psicóloga. Miembro de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis (ELP) y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP).
Carolina Salinas (Alicante)
Psicóloga psicoanalista. Docente Instituto de la familia Alicante.
Lorena Oberlin Rippstein (Alicante)
Psicóloga, Psicoanalista. Coordinadora del Grupo de Investigación sobre infancia y adolescencia en Alicante.
Adrián Buzzaqui (Alicante - Madrid)
Psicoanalista. Socio de la sede de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis-Madrid.
Trinidad Cámara Palop (Murcia)
Psicoanalista, Psicóloga del Centro de Salud Mental de Adultos Infante del Servicio Murciano de Salud de la CARM.
Mari Cruz Alba Castaño (Murcia)
Psicoanalista. Psicóloga.

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